De vez en cuando el periodo de Ale llegaba cargado de fuertes calambres, dolor de piernas, debilidad, dolor de cabeza e irritabilidad, y esta oportunidad no fue diferente. Pasó una semana desde aquel día en que Ale tuvo que lidiar con su periodo, y, aunque el dolor fue intenso, Noah estuvo a su lado en todo momento. Durante los días siguientes, ambos mantuvieron su dinámica en la oficina, trabajaban juntos y compartían momentos más allá del simple ámbito laboral. Noah no dejaba de preocuparse por ella, mimándola con chocolates, bebidas calientes y pastillas para los cólicos. Ale se sentía cuidada y acompañada como nunca antes. El fin de semana llegó, y Ale tenía una cita importante. Era la celebración del grado de Scotty, que terminaba el Kinder. Toda la familia estaría allí, y, aunque

