Capítulo Cinco

2074 Palabras
—¡Mi bella niña! –saluda efusivamente Johan a Alexandra en cuanto baja del auto. Ella camina con gracia hasta su padre y lo abraza de manera amorosa. Me regala una mirada un poco extraña y me pide que lo siga con un movimiento de su cabeza. Yo asiento y con el nudo en el estómago los sigo. Alexandra saluda a sus empleados a su paso y se detiene a jugar un poco con una pequeña niña. Johan me pide que lo siga mientras me llevo conmigo la imagen de ella siendo amable con esa pequeña. Entro al despacho del señor Walton sintiendo como un horrible escalofrío me recorre todo el cuerpo. La última vez que estuve aquí fue junto a Savannah y fue para robar mucho dinero. Observo la pintura nueva que reemplazó a la anterior, es una de Alexandra, mientras toca el piano. —Es preciosa, ¿verdad? Mi más grande orgullo. No solo es bellísima sino que también es astuta y muy inteligente. —No tengo dudas de la increíble capacidad de Alexandra. Tiene muchas virtudes si me permite decírselo. —Es buena en todo lo que hace, Liam. Es bonita, inteligente, buena, tiene muchas virtudes, es capaz de administrar no solo mis empresas sino nuestra casa. Él hombre que por fin se acerque a ella será muy afortunado. Solo espero vivir lo suficiente para verla feliz. —¿Puedo preguntar...? —¿Por qué mi niña no tiene a nadie si es perfecta? –me interrumpe y yo asiento porque es justo lo que necesito saber–. Es una mujer complicada, ella cree que no es suficiente ni bonita. —¿Pero que dice? Alexandra es la mujer mas hermosa que había visto en mi vida. –me encuentro confesándoselo y me arrepiento al instante. —Ojalá pudieras hacer que ella lo entendiera. Me alegra que haya decidido acercarse a ti, no confía mucho en nadie, pero contigo fue diferente. Es una verdadera pena que...bueno no importa. —Por favor señor Walton, continúe. —No quiero incomodarte muchacho. —Por favor señor, usted jamás lo haría. Dígame con confianza. —Es una pena que estés comprometido. Hubiese sido el hombre más feliz de saber que si muero mañana, mi niña se quedaría en buenas manos. Siendo honesto eso es incómodo...pero no por el hecho de que él quiera verme con su hija, sino porque yo a cada momento veo a Savannah en ella y no a Alexandra. —Lamento mucho eso, y aunque usted no me crea, el día que usted deje este mundo yo seguiré al pendiente de su hija. Jamás la dejare sola, velaré por ella el tiempo que sea necesario. La cuidaré con mi vida señor. —No esperaba menos de ti muchacho, por eso y por qué sé quién eres, ahora perteneces a esta familia, que aunque está incompleta, confío en que algún día ya no lo esté. —¿Hay una señora Walton? —La hubo, fuimos felices por muchos años, incluso disfrutó de los primeros años de vida fe nuestra niña, luego ella se fue. Alexandra no la recuerda mucho, era demasiado pequeña cuando murió. Desde entonces yo... —¡Papi! –interrumpe Alexandra entrando a la oficina. Llega hasta Johan y besa su frente. Savannah jamás fue amorosa con su madre y padre nunca tuvo. De hecho muy poco demostraba sus sentimientos, solo en la intimidad en dónde era una sábana llena de amor. En cambio Alexandra es tan cariñosa, tan abierta. No puede ser que sean la misma persona, físicamente son idénticas, pero en escencia, las separa una diferencia abismal. —¿Liam estás bien? –cuestiona el señor Walton y yo me quedo perplejo al volver en sí. —Lo siento señor Walton, solo...recordaba a mis padres. Ver a Alexandra tan amorosa con usted, me hizo recordar la falta que me hacen. Alexandra hace una mueca triste y deja de abrazar a su padre para caminar hacia mi. Me abraza por la espalda y acomoda su barbilla descansando sobre mi hombro. Deja un beso en mi mejilla y acaricia mi brazo. —Ahora nosotros somos tu familia, Liam. ¿Te quedas para comer? Prepararé la especialidad. —Me encantaría pero... —Te sugiero que tu respuesta sea sí, solo cocina la especialidad en fechas especiales. —De acuerdo, me quedo para la comida. –aseguro pero muy en el fondo sé que me voy a meter en problemas con Vanessa. *** Después de no solo una deliciosa comida sino también una cena, buena charla y el postre, voy camino a mi piso. Por alguna extraña razón me siento mejor, la comida fue amena y la compañía aún más. Confieso que me encanta tener la atención de Alexandra y eso de que sea demasiado física hasta cierto punto me gusta pero siento que será un poco caótico si lo hace delante de Vanessa. Abro la puerta y sus ojos serios son lo primero que me reciben. Son las once de la noche, olvidé avisarle que tardaría. —¿Adivina quién será socio del hombre más influyente del mundo? –canturreo con humor pero ella se mantiene firme en su pose molesta–, ¿Estás molesta? —¿Dónde estabas? –se limita a preguntar y su tono me hace sentir escalofrío. —Con el señor Walton. —¿Dónde estabas, Liam? –vuelve a cuestionarme y algo me dice que no me cree. —En casa del señor Walton. —¿Pasaste la noche ahí? —Ah, no. Vine a dormir anoche y hoy en la mañana él me pidió que fuera. Iba a avisarte pero lo olvidé por completo. Lamento mucho no haberlo hecho amor, déjame compensar mi ausencia. ¿Sí? —Me alegra saber que estás bien, es tarde y quiero ir a casa. –anuncia levantándose del sofá. —Vanessa por favor, no te vayas. Celebremos juntos que el negocio de mi vida está hecho. ¿Acaso no estás feliz por mi? —Estoy feliz por ti, porque sé cuánto has trabajado por esto. Pero no estoy feliz con la idea de ella y tú juntos. —Alexandra es mi socia y no busca en mi a un hombre para relación amorosa o cualquier otra cosa que no sea trabajo. –menciono algo ofendido porque sé que insinúa. —Menos mal que no es ella quien te busca para eso, entonces creo que eres tú quien la ve de esa manera. –dice antes de entregarme un sobre amarillo y dejar el anillo de compromiso sobre la mesa. —Se acabo Liam, no seré yo quien intervenga en...tus negocios con Alexandra Walton. –dice antes de caminar hasta la puerta pero antes de salir se gira con una sonrisa decepcionada en sus labios–. Ah, por cierto, anoche dormí aquí y no recuerdo haberte visto. ¿No es tan raro? Espero que el Palace haya estado a tu altura, imbécil. Siento la sangre abandonar mi cuerpo cuando ella menciona el Palace. Tomo el sobre y puedo ver muchas fotografías de nuestro paseo nocturno. Hay fotos del restaurante, del bar, cuando besé su tobillo, cuando entramos al Palace, cuando salimos está mañana. ¡Vanessa piensa que la he engañado! Pero no lo hice yo solo... ¿Solo qué? Vi desnuda a Alexandra, acaricié su piel, compartí la mejor tarde de mi vida pero eso no es engañarla. Escucho su coche y me digo que es demasiado tarde para alcanzarla. ¿Qué debo hacer? —¡Maldita sea! Tomo el teléfono y la llamo pero obviamente no responde. Voy directamente a enviarle un mensaje de voz con manos temblorosas y ojos nublados. —Vanessa por favor déjame explicarte cómo sucedió. Nunca te he dado motivos para que dudes de mi y sabes que si estoy haciendo esto es porque me sentí comprometido. »No quiero a nadie más en mi vida que no seas tú, quiero casarme contigo y tener hijos. Tener nuestro hogar y ser felices viendo como los años pasan mientras envejecemos juntos. »Dame la oportunidad de aclarar todo por favor. Puedes preguntarle a Alexandra, ella... sé que no le creerías aunque el mismísimo diablo subiera del infierno para decirte lo que sucedió. »Pero debes creerme, jamás te he mentido, jamás te he engañado, ¿Por qué hacerlo ahora que vamos a casarnos? Sería estúpido perderte por una aventura Vanessa. El mensaje se envía y yo espero una respuesta pero no la recibo, en respuesta la pantalla me muestra que he sido bloquedo de esta conversación, Vanessa me bloqueó, esto no puede ir peor. **** Me levanto directo a la ducha para tratar de despejarme un poco. Anoche no dormí absolutamente nada y los pocos minutos que logré hacerlo, la cara de Alexandra fue la protagonista de mi sueño. Tengo que arreglar este asunto con Vanessa y Alexandra, pero primero debo hablar con mi prometida y contarle cómo fue que sucedieron las cosas. Incluso si debo renunciar a la sociedad con los Walton lo haré. Al abrir la puerta puedo ver a Vanessa y a...esto tiene que ser una broma. Alexandra ríe junto a ella y ambas gritan emocionadas por algo que hasta ahorita desconozco. Me acerco a ambas y cuando Vanessa fija su mirada en mi toma a Alexandra del brazo y sonríe. —¿Qué carajos sucede aquí? –cuestiono y la sonrisa de Alexandra se desvanece. —Liam por favor, los modales. —Discúlpame si mis modales no están presentes el día de hoy, estoy demasiado confundido con esto. –las señalo–. Y quiero una explicación. —Ayer que salí de aquí me fui directo a un café, quería pensar y todo eso. Entonces me encontré con Alexandra, no entremos en detalles. —Vanessa por dios, no seas modesta. Ayer quisieron robar mi bolso, el tipo me golpeó un poco pero Vanessa le tiró el café encima y me salvó. Yo estaba muy angustiada porque soy nueva en la cuidad y no conozco a nadie ni nada. —¿Vanessa te salvó de un asaltante? —Ajá, hablamos por horas y fue muy bueno para ambas. Hicimos una conexión especial y cuando le dije mi nombre ella apenas podía creerlo. No sabes lo feliz que me hizo encontrarme con tu futura esposa Liam. Mi padre está muy agradecida con ella. —Y por eso trabajaré con Alexandra. –señala Vanessa y ambas vuelven a gritar. —No necesitas trabajar, lo sabes. —Ya sé que mis padres tienen mucho dinero y así, pero jamás he sabido lo que es trabajar y ganar tu propio dinero. Déjame intentarlo. —Vanessa no creo que... —Nessa será mi asistente, Liam. No creo que vayas a prohibirle que trabaje y además lo hará conmigo y no contigo. Ahora, ¿Nos vamos? —Sí jefa. –dice ella emocionada y sube al auto de Alexandra junto a ella. **** —¿Me puedes explicar qué demonios fue todo eso? –cuestiono apenas entro a la oficina de Alexandra. Claramente cometí un error pues ella no trae blusa y solo está en sostén. —Muy inapropiado de tu parte Liam, no llamar antes. Y respondiendo a tu pregunta, ella me habló sobre que rompió el compromiso por unas fotos y cuando dijo tu nombre, decidí que tenía que hacer algo para remediar el mal entendido. Ella se coloca de nuevo la blusa y veo una enorme mancha de tinta en ella. —¿Dónde está Vanessa? —Fue a conseguirme una blusa nueva. ¿Hay algo que te molesta? Vanessa no terminará el compromiso contigo, yo limpié mi imagen de mala mujer y todos ganamos Liam. ¿Qué hice mal? —Te agradezco que hayan hecho todo esto, pero tenerla aquí no es una buena idea. —A mí me parece perfecto, ella así ya no dudaría de nosotros. –dice y su sonrisa inocente parece por un momento no serlo. —¿De nosotros? –tartamudeo un poco al ver que se acerca un poco. —¿Quieres que ella confíe en ti? –cuestiona y asiento–, entonces es mejor que la mantengas cerca. Ahora si me disculpas, debo ir a lavar esto. Alexandra camina hasta el baño y yo me quedo paralizado ahí. ¿Qué es lo que realmente me molesta de que Vanessa esté aquí? En realidad no lo sé pero tengo que averiguarlo y alejarla de aquí lo antes posible.
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