Punto de vista de Lilith
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Al llegar no pude evitar sentirme nerviosa. Atlas me había contado de su familia, pero no esperé ver tantos carros en un mismo lugar. Debí haberlo sospechado cuando me puse el vestido. No tenía sentido que estuviera tan elegante si solo fuera la familia cercana, pero esto ya era otro nivel.
Dios mío, siento que voy a vomitar, necesito respirar.
Entramos al salón y de inmediato sentí el calor de las miradas sobre nosotros. Atlas me tomó de la mano, un gesto pequeño pero suficiente para ayudarme a calmar los nervios, aunque la inquietud seguía ardiendo en mi pecho. A medida que avanzábamos, algunas personas se acercaron, haciendo comentarios o saludándolo con entusiasmo, mientras él respondía con su típica calma y sonrisas breves.
—Lilith,
