Daelia.
Después de una hora, Umur entra a la habitación. Él tiene en sus manos una bandeja de plata con el desayuno.
—Kadin, tome su desayuno.
—Umur, ¿has desayunado tú?
—Yo no importo, Kadin. Yo solo doy un sirviente, no se preocupe por mí.
—Eres una persona, no un sirviente. Y yo te quiero tratar como tal.
—Gracias, Kadin. Como usted quiera. Sí, desayuno a las seis y media, antes que los demás para servirles a usted.
—Umur, no tengo nada de hambre, solo quiero dormir.
Una mujer entra a la habitación.
—¡Lárgate de aquí, Umur!
—Sí, Señora.
Umur sale rápidamente.
—Buenos días, soy...
—No me importa como te llames, gata de barrio bajo, quiero que te quede claro algo...
Me prometí antes de venir que no me dejaría de nadie, soporte mucho de Dalton y mis padres para soportar
