Las penas acompañaban a la luna y los corazones desconsolados aprovechaban para llorar en su compañía, era el lamento de las perdidas, las emociones encontradas, sobre todo las torturas que en los sueños se quedaban. Sentado en el suelo Rivers no podía dejar de derramar cientos de lagrimas, lloraba por su perdida, lloraba por su traición, fueron tantos años de conocerse, tantos los momentos que compartieron juntos y le era imposible pensar que para Martinez no significara nada. Su ida dejo un hueco profundo en el pecho del muchacho, no tuvo el valor de quitarle la vida pero fue testigo de como la termino perdiendo. Su asesino fue frío y no tembló en el momento en que le arrebato la vida. De rodillas pidió y rogo por el alma de su amigo, pidió piedad por todos los pecados que este comet