Solo había un olor en este mundo que pudiera ser tan desagradable y nauseabundo para él, no, para todos ellos. Acerco su rostro para acechar aun en las sombras, la mayor de sus sorpresas se la llevo en ese instante, un par de alas blancas colgaban de los hombros del sujeto que se encontraba frente al demonio. —Asquerosos pecadores—insultaba el hombre descaradamente frente al joven atado en la cruz—Su sola existencia, lo arruina todo. El par de alas blancas desplegaban con cada uno de sus movimientos que hacia al hablar. El sujeto enfrente suyo, era un ángel. ¿Ángeles? ¿Como diablos uno de ellos podía estar en el infierno? ¡El nunca había permitido, autorizado que ingresaran! Los labios del joven se extendieron hasta formar una linea recta en su rostro, la insatisfacción de tal esce