Los ojos del príncipe cambiaron drásticamente a rojos y sus manos adquirieron garras afiladas, tenían la apariencia de cuchillos filosos, mientras que su sonrisa desbordaba confianza. ¿Quien te envió?—pregunto fulminándolo con su mirada,—¿Cuantos como tú han venido?, ¿Y cual es su propósito?—le interrogo de manera amenazante, si las miradas fuesen capaz de matar el sujeto frente suyo desde hace mucho habría perdido la vida. Sin embargo, la mirada del joven no le terminaba de asustar del todo, el ángel confiaba en su fuerza y que no podría ser herido por un ser tan insignificante como lo eran los demonios. —Eliminarlos, ese es mi deber—respondió sin darle mucha vuelta al asunto. Rápidamente realizo un movimiento brusco que logro posicionarlo a espaldas de Jordán, agito su arma con el cu