Narradora: Desde el exterior de la habitación se comenzó a sentir un aire extremadamente frio, el guardia más cercano fue el primero en percatarse de lo que estaba sucediendo, enseguida se apresuro al despacho del príncipe para avisarle acerca de la situación, mientras se dirigía hacia su destino a su paso fue informando a los otros guardias para que intentaran abrir la puerta y sacaran a la señorita Eiza. Cada uno tan pronto como escucho esta información se dirigió enseguida al cuarto, la situación eran peor de la que ellos pudieron imaginarse, si el hielo fuera débil, podrían haberla liberado de esa jaula que crearon para encerrarla, más sin embargo, debido al tipo de hielo y su grosor, los guardias no eran capaz ni siquiera de destrozar un pedazo. —¡Eso es imposible—estallo un hombre