Las clases siguen su curso normal, incluso ya ha pasado la hora del almuerzo. Mamá me preparó sándwich de ensalada de pollo con varios snacks, pero no los disfruté en absoluto, porque desde su mesa, la mesa en donde Velkan y sus “amigos” se sientan, me observó, nunca apartaron sus miradas de mis movimientos. Y en la clase que comparto con él, por fortuna la única clase, lo puedo sentir. Estamos en algebra, el profesor está muy metido en su explicación en el pizarrón, tanto que solo nos da la espalda, así que no es testigo del como Velkan me mira con el ceño fruncido. Esta es la última clase, solo espero que el timbre suene para que pueda salir huyendo de aquí, pues presiento, que algo se trae entre manos.
—Muy bien —anuncia el profesor y se da media vuelta, solo entonces Velkan deja de mi
