—Sí —tartamudeo al responder.
—Lucifer era de los hijos pródigos. Hábil, fuerte, hermoso, líder nato…Pero había algo en su interior que se formó con el pasar de los años. Envidia —y ahora la visión sobre nosotros se torna agría—. Cada vez que el notaba como el padre amaba a su creación perfecta, el sentimiento de repulsión hacia ellos aumento. Ya solo veía sus defectos en lugar de sus virtudes. Comenzó con pequeñas quejas como: Son malagradecidos, son violentos por naturaleza, son mentirosos y fáciles de engañar. Al padre no le gustaba eso, porque amaba tan ciegamente a sus hijos y confiaba en su juicio que hizo caso omiso de las quejas de Lucifer. Al saberse ignorado, este ideo un plan maquiavélico. Engañarlos. Y así lo hizo, ¿has escuchado de Edén?
—Sí —. El jardín de Edén, en donde Ev
