Capítulo 4

2103 Palabras
—Entiendo —dice Ainhoa y suspira—. Y antes de que tengamos algún otro mal entendido, tengo que decirte que yo tengo mi propia fortuna, estudié en las mejores universidades para poder ayudar a mi padre en sus negocios y ahora con su herencia mi fortuna es… —se queda pensando por unos segundos—. Digamos que exageradamente grande, pero tampoco soy una mujer superficial, me gusta trabajar, mi nanita me enseñó a no depender de nadie y aunque mi padre me consentía, ella siempre puso límites para que yo aprendiera a vivir de una manera sencilla, mi madre era una mujer humilde y por esa razón jamás menospreciaría a nadie, mucho menos a tú madre, que es una mujer maravillosa. —Gracias. Me acomodo a su lado y sonrío al verla con la pijama de mi madre. —Esa pijama si es de esas que llaman, mata pasiones. Suelta una enorme carcajada, y de nuevo siento algo extraño que empujo a lo más profundo de mi cabeza de inmediato. —Cierto, pero al menos no pasaré frío. —No, seguramente te dará calor. —Cuéntame un poco más de ti Jonás. Suspiro. —Como ya lo sabes, mi nombre es Jonás Watford, tengo 36 años, soy Químico Biólogo y vivo con mi madre desde hace algún tiempo, específicamente desde que me mudé aquí a Denver. Soy un nerd y me considero muy aburrido. —Ni tú te crees eso —dice molesta. Sonrío por la cara que pone. —Ahora háblame de ti —propongo. —Bien, cómo ya lo sabes soy Ainhoa Dohme, tengo 34 años, tengo una licenciatura en administración de empresas y un postgrado en economía, vivía con mi padre y mi hermano hasta hace unos días. Ahora siento que mi mundo se derrumbó y me siento un poco perdida, vivía, o vivo en New York, y en este momento no sé si me mudaré aquí a Denver o regresaré al que fue mi hogar hasta hace unos días. La acerco a mí para abrazarla, a pesar de ser una mujer fuerte activa mi instinto de protección. —Te voy a ayudar en todo lo que necesites para recuperar a tú hermano, no voy a permitir que sufras más. —¿Te casarías conmigo si fuera necesario? —pregunta viéndome con esos ojos profundos, en los que fácilmente podría perderme. —No creo que tengamos que llegar a esos extremos, pero, acepto tú propuesta de compromiso temporal —contesto sonriendo. —Con eso me conformo, por ahora —aclara. Me encojo de hombros y sonríe. —De nuevo te doy las gracias, créeme que aquí me siento mucho mejor que en cualquier hotel de cinco estrellas, nunca he estado sola, siempre había tenido a mi nanita a mi lado, a mi padre, aunque trabajabamos mucho, nos veíamos en la oficina, y después a Santi, que siempre me ha llenado de alegría, por eso estos días lejos de él, han sido demasiado duros para mí. —Te entiendo. —Tengo muchas cosas pendientes, necesito retomar mi trabajo y administrar las empresas de mi padre, pero siento que no tengo fuerzas. —Necesitas un poco de tiempo, perder a un ser querido no es algo tan fácil. —¿De verdad no te molesta que me quede? —No, de verdad, puedes quedarte el tiempo que quieras, mi madre te adora y ya me dijo que tengo que casarme contigo para que no pierdas a tu hermano. Sonríe. —Por algo Nita me cayó tan bien. —No la conoces, puede llegar a ser muy insistente cuando se propone algo. —Bueno, en caso de que necesite casarme contigo, se lo propondré a tú madre primero —bromea. —Seguro que aceptará y me obligará a ir al matrimonio. Seguimos conversando y no sé en qué momento nos quedamos dormidos. Despierto sintiendo mi brazo derecho completamente dormido, abro los ojos y me doy cuenta que estoy con Ainhoa en la cama, y ella está sobre mi brazo. Intento levantarme pero está muy cómoda, estoy pensando si la despierto o saco mi brazo con cuidado para no moverla, en eso abre los ojos, al principio me ve y sonríe, hasta que se da cuenta que dormimos juntos. —¡Jonás! —exclama, intenta ponerse de pie y se enreda con las sábanas, que están enredadas también en mis pies y con tanto movimiento que hace, termina sobre mi pecho. Mi respiración se agita al tenerla tan cerca, se ve más descansada, su cabello está un poco revuelto y sus ojos tienen un brillo especial. Se pone de pie con prisa quitándose las sábanas de los pies. —¿Cómo te sientes? —le pregunto mientras da vueltas por la habitación. —Apenada —responde—. ¿Qué va a pensar tú madre de mi? Nos quedamos dormidos, no lo puedo creer. Me pongo de pie y la tomo de los hombros. —Calma, mi madre no dirá nada, además nos quedamos dormidos conversando, no tiene nada de malo. —Aún así me muero de vergüenza. —Te aseguro que mi madre no escuchó tus gritos de placer hasta su habitación. —Cállate tonto —dice dándome un golpe en el brazo—. No entiendo porqué dices que eres aburrido, yo puedo platicar contigo por horas y me siento realmente cómoda, creo que eres la única persona a la que le he contado mi vida entera, en menos de 24 horas, e incluso he dormido en la cama contigo sin conocerte. —Eso no cuenta, nos quedamos dormidos sin querer, pero, sin duda fuiste rápida, en menos de 4 horas de conocernos te comprometiste conmigo y ahora amanecemos juntos. Suelta una carcajada que me hace sonreír. —Resulté ser toda una intrépida. —Y yo tan serio que soy. —Deja de decir que eres serio y aburrido. —Mi ex me lo repetía constantemente. —Si, mi ex decía que soy frígida y no era mi culpa que él no supiera complacerme. Me quedo viéndola asombrado por su confesión y se tapa la boca ahogando una sonrisa. —Lo siento, eso fue demasiado personal. Sonrío sin saber que decirle. —Bueno, me voy. —¿Vas a trabajar ahora? —me pregunta. —No, iré hasta la próxima semana, me van a subir de puesto pero no había aceptado hasta que terminara mis compromisos con la empresa de New York. —Vaya, felicidades, eso es muy bueno. —Si, la verdad es una gran oportunidad. —Jonás, sé que estoy siendo un poco pesada contigo pero ¿me acompañarías a ver a Santi? —Claro. —Gracias, hablé al hotel para que me traigan mi equipaje, espero que no te moleste tenerme aquí unos días más. —Ainhoa ya te lo dije, no me molesta, al contrario, me da gusto que no estés sola. —De verdad te lo agradezco mucho. —Bueno, voy a darme un ducha y te veo abajo. Salgo de la habitación y me voy a la ducha, no me llevo la ropa y al salir me pongo una toalla en la cintura, cuando voy saliendo del baño, Ainhoa viene subiendo las escaleras con su enorme maleta y aún trae la pijama de mi madre. —¿Te ayudo? —le pregunto. Voltea a verme y se queda un poco sorprendida cuando me ve medio desnudo. Me hace un poco de gracia ver como me recorre con la mirada sin disimular y pasa saliva nerviosa. —¿Ya terminaste? —la cuestiono y se pone roja al instante. —No te estaba viendo, es que andas por la casa medio desnudo y me sorprendí. —No dije que me estabas viendo, solo pregunté si ya terminaste, y no ando por la casa medio desnudo, acabo de salir de la ducha y voy a mi habitación a cambiarme, pero, te vi batallando con esa enorme maleta y por eso te ofrecí mi ayuda. —No te preocupes, no necesito ayuda —dice caminando a su habitación y cierra la puerta en cuanto logra meter la maleta. Voy a mi habitación y me cambio, me pongo un pantalón de mezclilla y una camisa azul, bajo a la cocina y mi madre me dejo una nota, está en casa de Sand y nos invitan a desayunar. La verdad prefiero preparar algo para nosotros, si vamos estoy seguro que nos vamos a entretener y Ainhoa quiere ir a ver a Santi cuanto antes. Preparo un desayuno completo, café y jugo de naranja, en eso Ainhoa viene entrando a la cocina, trae un pantalón de vestir n***o y una blusa azul, parece que nos pusimos de acuerdo. Trae su cabello suelto y tiene un poco de maquillaje. —¿Y Nita? —Está en casa de el padre de Izan, viven aquí cerca y se mantienen juntos, la esposa de él y mi madre son muy buenas amigas. —Que bonita relación tiene tú madre con Izan. —Es que es una mujer muy especial, volvió loco a mi hermano desde el día que la conoció, bueno, en realidad fue amor a segunda vista. —No entendí nada —dice sonriendo. —Vamos a desayunar y te cuento su historia de amor. —Muy bien, ¿te ayudo? —Solo lleva los platos, por favor. Preparamos la mesa y cuando ya tenemos todo listo sonríe. —Eres buen cocinero. —Mi madre siempre nos enseñó, aunque Brett no aprendió, nunca le gustó ni la comida, ni lavar los platos. —Mi madre era Española y mi nanita a veces me prepara comida de allá, pero yo no soy buena para cocinar, puedes pedirme que administre una o varias empresas a la vez, pero no me pidas que cocine, porque arruinaré todo. —¿Tan mala eres? —Dígamos que es mejor no ponerme a prueba. —Mi madre tiene familia Mexicana, así que esa es su especialidad. —Si, me di cuenta que cocina delicioso, y tú también —dice saboreando el desayuno—. Cuéntame la historia de amor de tú hermano, me tienes intrigada. —Ellos se casaron en Las Vegas la primera noche que se conocieron, ni siquiera recuerdan cómo fue, después de 11 años Izan se iba a casar y obviamente al preparar todos los papeles, descubrió que ya estaba casada, así que investigó quién era su esposo y busco a Brett para pedirle el divorcio. —¿No es verdad? —Si, se reencontraron y parece que aquel flechazo que habían tenido, resurgió. —¿Y el prometido? —Izan lo dejó, tengo entendido que tuvieron muchos problemas, aunque lógicamente no sé la verdadera razón. Cuando Brett se enteró que estaban separados, la buscó y desde ahí no se han separado, parece que le robó el corazón por completo a mi hermano. —Parece una historia de telenovela. —Si, toda una casualidad inesperada —digo sonriendo. —Definitivamente, pero qué romántico, no puedo imaginar casarme y no recordar nada. —Ellos bromean mucho con eso, aunque obviamente tuvieron otra boda, que fue increíble. —Me encanta la historia, además tú hermano también tuvo mucha suerte, Izan se ve muy buena persona. —Lo es, ella y su familia han sido un gran alegría para todos nosotros, y ni qué decir de mi pequeña sobrina, es nuestra adoración. —Lo puedo imaginar, me muero por conocerla. —Espero que la puedas conocer muy pronto y también al presumido de mi hermano. —¿De verdad es presumido? —Izan le dice fanfarrón. Sonríe. —No es presumido, pero tampoco es una persona muy sencilla que digamos. —Bueno, es normal si es un jugador tan famoso. —Sí, es toda una estrella, pero también es una gran ser humano, ayuda a muchas personas y ama a su familia con locura. —Jonás, gracias por el desayuno, todo estaba delicioso, tenía días sin comer bien. Sonríe y me ve de una manera que me pone un poco nervioso. —¿Quieres qué nos vayamos a ver a Santi? —le pregunto poniéndome de pie. —Si, por favor, me muero por verlo. Recogemos la mesa y ella me ayuda a lavar los platos, salimos de la casa y nos vamos en mi coche a casa de Jazzi. *************** Emocionada de empezar con esta nueva historia, espero que la disfruten, les pido un poco de paciencia, es todo un reto para mí que sea Jonás quién la cuenta, prometo que pondré todo de mi parte para que les guste ♥️ Las quiero y comenzamosssssss ♥️
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR