Capítulo 5

1915 Palabras
Llegamos a casa de Jazzi y Ainhoa me toma de la mano. —De verdad no sé cómo pagarte lo que estás haciendo por mí. —Ya veremos vidita, a ver como me pagas. Sonríe y tocamos el timbre, Carmen abre y nos saluda muy contenta. —¿Cómo está Santi nanita? —interroga Ainhoa de inmediato. —Despierto, estoy segura que estará feliz de verte. Estamos por subir las escaleras cuando viene bajando Jazzi acompañada de una chica. —Buenos días —saluda—. Ainhoa, he tomado una decisión y me gustaría hablar contigo del tema. —Si, pero antes quiero ver a Santi. —No, primero hablamos. —Está bien —dice Ainhoa haciendo mala cara—. Vamos. —¿Ainhoa de verdad este hombre es tú prometido? —pregunta la chica que viene con Jazzi. —Si Ariel, él es mi prometido, Jonás Watford. La chica es idéntica a Jazzi, incluso traen ropa muy parecida y llamativa. —Mucho gusto Jonás, soy Ariel, la hija de Jazzi —dice la chica acercándose a mí para darme dos besos en las mejillas. Me pone un poco incómodo su confianza. —Mucho gusto Ariel —contesto. Volteo a ver a Ainhoa y se ve molesta. —Vamos amorcito, tenemos que hablar con Jazzi —dice señalando el pasillo. —No es necesario que Jonás vaya, yo puedo quedarme con él mientras ustedes hablan —propone Ariel sin quitarme la vista de encima. Ainhoa sonríe mostrando su hermosa dentadura, ahora que la conozco un poco más, me he dado cuenta que así sonríe cuando está incómoda o molesta. —No Ariel, mi prometido y yo tenemos que estar juntos en cualquier decisión que tenga que tomar ¿verdad amorcito? —cuestiona Ainhoa. —Claro vidita —contesto. —Mamá, ¿por qué Ainhoa y Jonás no se quedan aquí en la casa con nosotros?  —Porque tú madre no quiso —responde Ainhoa rápidamente—. Pero no te preocupes Ariel, nos estamos quedando en casa de Jonás. —¿Así que tú vives aquí? —me pregunta Ariel entusiasmada. —Si, aquí vivo. —Que mala suerte no haberte conocido antes. Ainhoa pasa su mano por mi cintura acercándome a ella. —Vamos a la oficina de Jazzi amorcito, quiero ver cuanto antes a Santi. Camino a su lado siguiendo a Jazzi. —Esperen un momento, enseguida regreso —dice Jazzi apenas entramos a la oficina. Sale y cierra la puerta, Ainhoa se aleja y empieza a caminar alrededor de la oficina. —Si claro, soy un nerd, un hombre sin chiste, aburrido —murmura Ainhoa imitando mis palabras. —Lo soy —confirmo. —Claro y yo soy una escritora de novelas románticas. —¿Escribes novelas románticas? —pregunto sonriendo. —No Jonás, ni yo escribo novelas románticas, ni tú eres todo eso que dices, a Ariel le faltó poco para desnudarte con los ojos. —No lo creo. —Yo sí, soy mujer y sé perfectamente de lo que hablo, y eso que no te vio en toalla como lo hice yo, si no… —¿Si no qué? —cuestiono levantando una ceja. Volteo a verla y está sonriendo. —Entonces si me estabas observando detenidamente ¿verdad? —No, yo soy incapaz, fue solo un decir. Estoy por contestarle cuando entra Jazzi. —Siéntense por favor —dice acomodándose en la silla detrás del escritorio. —¿Qué es lo que quieres hablar conmigo? —interroga Ainhoa. —Quiero que me des un porcentaje de los negocios de tu padre, a cambio, te daré la custodia completa de Santi. —¿Qué porcentaje quieres? —Un cuarenta por ciento, creo que es lo justo. Ainhoa sonríe y mueve la cabeza negando. —Tengo que hablarlo con mi abogado. —¿Quentin? —Él no es mi abogado, es el abogado de las empresas de mi padre. —Es su exnovio —me aclara Jazzi—. No sé si ya lo sabías. Volteo a ver a Ainhoa y se ve muy molesta. —No Jazzi, Jonás no lo sabía porque no conoce a Quentin, hablaré con mi abogado y te daré una respuesta. —Está bien, puedo esperar, mientras no pase mucho tiempo, recuerda que la cláusula es de un año, ya después de eso no podrás hacer nada. —Lo sé. —Espero que tengan planes de boda muy pronto, no te dejaré ver a Santi si retrasas más tu matrimonio. Me pongo de pie molesto. —No se preocupe Jazzi, le aseguro que Ainhoa y yo nos casaremos cuanto antes.  —Perfecto, me alegra escuchar eso. —¿Ya puedo ver a Santi? —pregunta Ainhoa. —Si, por cierto, Ariel está entusiasmada con la idea de que se queden aquí un tiempo, en lo que me tienes una respuesta, claro. —Lo pensaré —contesta Ainhoa. —La invitación es para los dos —aclara. Ainhoa sonríe. —Bien, ahora vamos a ver a Santi. Se pone de pie y me toma de la mano para salir de la oficina, como va muy seria prefiero no decir nada, así que subimos las escaleras hasta llegar a la habitación de Santi. Apenas entramos y el pequeño corre a los brazos de Ainhoa. —Ainhoa, por fin viniste a verme. Ella lo levanta en los brazos y lo abraza con mucho cariño, veo que está derramando algunas lágrimas. —Mi bebé hermoso, te he extrañado tanto. —Yo también a ti y a mi papá ¿por qué él no ha venido? —le pregunta Santi, Ainhoa suspira y se sienta en la orilla de la cama con el pequeño a su lado—. Tú me has dicho que ya no eres un bebé ¿verdad? —Si, ya soy grande. —Bueno, entonces te voy a decir la verdad —suspira tomando aire y yo siento un nudo en el estómago—. Nuestro padre ya no está más aquí en la tierra con nosotros. —¿Fue por el accidente? Ainhoa asiente. —Si, él se fue al cielo y desde allá nos estará cuidando siempre. —¿Está con tú mamá? —Si mi amor, ahora está con mi mamá. —Que triste que ya no podré verlo, pero estoy seguro que ahora está muy feliz con tú mamá. Mis ojos se cristalizan al escuchar a Santi, además siento una opresión en el pecho al ver a Ainhoa tratando de no quebrarse. —Si, los dos nos cuidarán de ahora en adelante. —¿Vamos a volver a New York? —pregunta Santi. —No lo sé, ¿quieres volver? —No, pero no quiero quedarme en esta casa con Jazzi y Ariel. —Tienes que ser fuerte y quedarte unos días más aquí, tengo que arreglar algunas cosas para poder llevarte conmigo. —¿Vas a comprar una casa? —Si, por eso tienes que esperar aquí mientras la encuentro. —Está bien, puedo hacerlo. Ainhoa se limpia las lágrimas. —Mira Santi, él es Jonás, un amigo. —No es tu amigo, Jazzi dijo que era tu novio. Ainhoa sonríe. —A ver Jonás ¿eres mi novio o no? —me pregunta sonriendo. —Hola Santi —digo dándole la mano—. Si, soy el novio de tu hermana. —Hola —responde dándome su mano—. ¿Cómo le dijiste a Ainhoa que fuera tu novia? —interroga con curiosidad. —Sabes qué Santi, de hecho no lo recuerdo —contesta Ainhoa aguantando la risa—. Ahora que lo pienso, creo que no me lo preguntó nunca. —¿No lo recuerdas vidita? —la cuestiono. Se queda seria como si estuviera tratando de recordar. —No, no recuerdo nada, por más que lo intento. —Santi, es que no lo recuerda, porque fue ella la que me lo pidió. Santi sonríe y se cubre la cara con las manos. —Pregúntaselo de nuevo Ainhoa —pide Santi sonriendo—. Porque si no lo recuerdas, no vale. —Tienes razón Santi, como no lo recuerda, no vale —aseguro. —Pero yo no… —Vamos vidita —la interrumpo—. Pregúntamelo de nuevo, para recordarlo bien —digo aguantando la risa. Ainhoa me muestra los dientes como si estuviera gruñendo. —Jonás ¿te gustaría ser mi novio? —susurra. —No te escuché vidita, ¿tú escuchaste Santi? —le pregunto sentándome a su lado. Santi mueve la cabeza negando. —¡Jonás! —grita—. ¿Te gustaría ser mi novio? —Ahora sí te escuché Ainhoa —responde Santi sonriendo. —Si, yo también la escuché —pongo mi dedo índice en la barbilla como si estuviera pensando. —Contesta Jonás —me presiona Santi. Carmen está recogiendo algunas cosas en la habitación pero se ve realmente divertida. —Sí vidita, si acepto ser tu novio, pero tendrás que tratarme con mucho cariño y no volver a mostrarme los dientes como si me fueras a morder. Santi sonríe. —Siempre que se enoja hace eso. —No es verdad —replica Ainhoa. —Lo es —confirma Carmen. Ainhoa hace mala cara pero termina sonriendo. —¿Cuándo se van a casar? —pregunta Santi. —Pronto Santi, muy pronto —responde Ainhoa sin quitarme la vista de encima. En eso se abre la puerta y entra Ariel. —Mi madre quiere que bajes Ainhoa. —Enseguida voy.  Se queda de pie devorándome con la mirada, me recuerda un poco a Steffy, tan superficial y tratando de llamar mi atención de todas las maneras posibles. —Santi, mi madre invitó a Ainhoa y a Jonás a quedarse aquí. —¿De verdad Ainhoa? —pregunta muy contento. —Sí mi amor, pero te comenté que tengo que buscar una casa para nosotros. —Pero puedes quedarte aquí mientras la buscas —replica Ariel. Ainhoa se pone de pie molesta. —Ahora regreso —dice,  toma de la mano a Ariel y la lleva a la puerta. Santi voltea a verme. —Es más bonita Ainhoa que Ariel ¿verdad? —me interroga. —Si mucho, aunque ninguna mujer es fea. —Pero Ariel es muy gritona y Ainhoa me cuida mucho, siempre lo ha hecho. Le revuelvo el pelo y me sonríe, se parece mucho a Ainhoa. —¿Te puedo mostrar mis juguetes? —Claro. Empieza a mostrarme todos sus juguetes muy emocionado, Carmen se acerca y se sienta a mi lado. —No te conozco muchacho, pero no tienes idea de lo agradecida que estoy porque aparecieras en el camino de mi niña, llegué a pensar que se me iba a deprimir con todo lo que ha pasado, su papá era su vida y aunque tiene más familia, nadie la apoya, solo están esperando que ella cometa un error para pelear la herencia que le dejó su padre. En eso regresa Ainhoa y Santi empieza a jugar con los dos, después de unas horas tenemos que irnos y aunque Santi al principio llora un poco, se calma cuando le decimos que vamos a volver mañana. Estamos por salir de la casa cuando nos alcanza Ariel, de inmediato vuelve a darme dos besos en las mejillas, tomándome desprevenido. —Espero que nos veamos mañana —dice coqueta. —Si Ariel, adiós, nos vemos mañana —contesta Ainhoa enojada. Salimos de la casa y nos subimos a mi coche.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR