—¿Ariel, sabes algo? —pregunto alejándome para que nadie me escuche. —Jonás, creo que sé dónde está mi mamá, te mandaré la dirección, pero ten mucho cuidado, creo que Quentin está armado, la chica del servicio me dijo que lo vio con una pistola. —No te preocupes Ariel, envíame la dirección por favor. —Jonás —se queda pensando por un momento—. ¿Mi madre puede ir a la cárcel por esto? —Sí, secuestró a Santi, además lo estuvo drogando mientras vivió con ella. —¿Qué? —La doctora de Santi se lo dijo a Ainhoa, por eso ella le quitó la custodia completa. —Ahora entiendo porque siempre estaba dormido y pálido, lo siento, ahora más que nunca me iré, no quiero estar cerca de mi madre. —Es lo mejor que puedes hacer. —Adiós Jonás, por favor rescata a Santi. —Lo haré, no dejaré que nada le