[SERENA]
He respondido muchísimas preguntas difíciles en mi vida, me he afrontado a situaciones que me han dejado contra la pared, pero su pregunta es para mí sin dudas de las más complicadas que me ha tocado.
«¿Me amas? ¿Me has amado? ¿O me puedes amar algún día?»
Su mirada centrada en mi me hace sentir que el tiempo se ha detenido, todo nuestro alrededor es inexistente y solo existe este momento entre los dos. Mis sentimientos son muy confusos porque no puedo comprender cómo me siento con él, con la situación, ni conmigo misma.
«¿Es el amor capaz de ganarle al dolor que él me ha provocado? ¿Soy capaz de amarle con la misma intensidad que lo he hecho antes?»
—No sabes que responder, ¿no? ¿O es que, si sabes, pero no quieres lastimarme? — Me cuestiona con un hilo de voz.
—Sería más fácil responderte y lastimarte que guardar este silencio. — Le dejo saber con toda la honestidad que me permite este momento.
—¿Entonces no sabes?— Indaga.
Instintivamente me acomodo sentándome en la cama apoyando mi espalda sobre el respaldar. Él me imita sentándose enfrente de mí y cruzando sus piernas. Nuestras miradas no se apartan del otro y dentro de mí se genera un caos emocional.
—Gael... el presente es algo totalmente incierto para mis sentimientos. Por una parte, siento que te amo con la vida, pero luego los recuerdos de tus palabras y acciones vienen a nublarlo todo. Si puedo decirte que te he amado con todo lo que soy y que no se si algún día sea capaz de sentir algo parecido por otro hombre que no seas tú. En cuanto a si te puedo amar algún día… el querer que lo intentemos es la más clara prueba de que en mis intenciones está el volverte amar con esa misma intensidad que lo he hecho un día.— Consigo responder.
El ver que es él quien ahora tiene sus ojos completamente cristalizados me provoca un no sé qué por dentro que me genera querer abrazarlo, pero decido contenerme —Sabes... nunca sabre como hacerte olvidar lo que te he hecho. Estamos intentándolo, pero parece ser que remamos contra la corriente. Quizás debamos dejar de lastimarnos intentando algo que siempre nos lleva al mismo sitio.— Me dice de la nada y se levanta de la cama con la clara intención de irse de la habitación.
«No puedo creer que este haciéndonos esto...»
Lo veo buscando su billetera para irse y es cuando está a punto de abrir la puerta que mi corazón grita por mi —¡¿Tan rápido te darás por vencido?!— Le reclamo —¡Creí que quieres luchar por tus hijos y por mí, pero eres un mentiroso!— Continuo mientras me levanto de la cama.
—Serena... no vayas por ahí.— Me pide mientras se da la vuelta para mirarme.
—¿No?— Cuestiono firme —¿Y por donde quieres que vaya?— Le pregunto enfadada —Eres pura palabrería... tú si puedes hacer daño y yo me tengo que quedar a tu lado, pero si soy yo quien te dice que no sabe cómo carajos sentirse tu si te vas... ¡Eres muy injusto conmigo!— Le digo totalmente indignada por su manera de actuar.
—¡¿Es que no te das cuenta?!— Me pregunta con rabia.
—¿De qué Gael?—
—De que es imposible que reparemos esto si tú a cada instante me reclamaras lo que he hecho. Siempre estará esa maldita nube negra entre los dos arruinándolo todo. No importa que es lo que haga, que es lo que diga... todo siempre se jodera por eso.—
—¿Y qué creías que ocurriría? ¿Tú piensas que yo soy una maquina a la cual le borras la información y hace de cuenta que nunca existió? ¿De verdad Gael?— Le pregunto acercándole a él —Yo soy una mujer... Una mujer que has humillado, maltratado, y hasta insultado, pero que por estúpida se ha quedado a tu lado porque creía que eras lo suficientemente hombre para un día decirme perdóname y soportar las consecuencias de los errores que has cometido. Gael, esto no se arregla con un beso, y un maldito helado de pistacho... no se arregla en una tarde, mucho menos en un puto fin de semana en Paris que ni siquiera ha sido por nosotros dos...—
—Serena...— Me llama cuando me quedo en silencio, pero no puedo responder. —¡¿Qué sucede?!— Me pregunta alarmado, pero una puntada en mi barriga me hace tener que sentar en la cama. —Mírame... ¿llamo a un médico?— Cuestiona haciendo que le mire.
Niego de inmediato e intento relajarme —Solo necesito calmarme—
—Vale... ven... acuéstate— Me pide mientras me acomoda en la cama cuidadosamente. —Lo siento, ¿sí? Soy el imbécil más grande del mundo por arruinarlo todo a cada momento. No es tu culpa soy yo quien no sabe lidiar con lo que ha hecho, pero no quiero que nada te pase a ti ni a nuestros bebés... mucho menos quiero alejarme de ti... ¿Será que puedes perdonar a este estúpido hombre que tienes frente a ti por no saber entenderte?— Me pregunta acariciando mi cabello.
Inhalo y exhalo algunas cuantas veces hasta que voy sintiendo que el dolor va pasando —Poder puedo. Lo que tienes que entender es que lo que ha quedado de mi como mujer ya no sabe cómo sentirse. No puedo darte una respuesta a si te amo o no, porque simplemente no logro comprender mis sentimientos. Entiéndeme, Gael, aquella noche han matado todo lo que yo era. Me han dejado solamente con las sobras de quien soy y con los sentimientos en blanco.—
—¿Es decir que hay que reescribir en ellos?— Me pregunta bajito.
—Supongo—
—Vale... tu ahora quédate tranquila.— Me pide mientras que mi cuerpo comienza a estabilizarse. —Descansa, ¿Sí?— Continua y lentamente va acariciando mi rostro para que vaya cerrando mis ojos hasta el punto de que me voy quedando dormida.