GRACIELA
Oh, Inglaterra. Pura belleza. Pura arte. ¿Quién no sería feliz al estar aquí?
Después de levantarme de la cama iré a pasear por la ciudad con mi novio y… un momento, mi cama no se siente igual que ayer.
Estoy más apretada y los brazos de Lucas no me están abrazando.
¿Dónde está Lucas?
Comienzo a tantear a mí alrededor. Veamos… una cabeza, sí, y tiene nariz. Pero no es la nariz de Lucas. Por el otro lado, otra cabeza, con nariz también, pero no es tampoco la de mi coreano sensual.
¿Y qué hay a mis pies? ¿Otra cabeza?
—¿Podrías dejar de moverte, Graciela? —me regaña la voz de Ana, medio dormida.
Entonces vuelvo a la realidad.
Lucas no está conmigo.
Abro los ojos y veo a mis amigas desparramadas sobre mi cama.
Lucas. Tonto desconfiado. ¿Cómo puede desconfiar de mí así
