GRACIELA Este hijo de Adonis poco menos me ha obligado a bailar con él. Me sorprende que no se espante con la cara de trasero que luzco hoy. Él es gigante, y… su masa de músculos, más que masa parece roca. Es increíblemente duro al tacto. Me apega cada vez más a él y yo lo único que quiero es salir corriendo. ¡¿Lucas, donde estás?! —Eres muy hermosa, Clara. Oh, cierto, no le he dicho mi nombre real. Uno nunca sabe cuando un psicópata puede buscarte y secuestrarte durante las vacaciones. —Lo mismo digo. —¿Me encuentras apuesto? —susurra a mi oído. —No. También pienso que soy guapa. Me mira un segundo y luego suelta las carcajadas. ¿Qué? ¿No acaba de decir él lo mismo? —Tienes un excelente sentido del humor, Clara y una excelente pronunciación del inglés. Tu acento tiene algo.