GRACIELA —¡Oh! ¿Nunca te hablé de Leonard? —me separo del susodicho con disimulo—. Leonard es un amigo de infancia, creo que el primer coreano que conocí. —Ya veo —Lucas toma mi mano y me acerca a él—. Así que… Leonard. Su forma de mirarle e intentar pasar ese refunfuño por un saludo me incomoda más de lo que debería. —Hola, un gusto —Leo le tiende la mano. Lucas sólo lo mira—. Ya veo, no te gusta la competencia —deduce con una sonrisita socarrona. Vuelve a extender la mano, pero mi novio lo ignora, otra vez. —¿Vamos a bailar, amor? —cuestiona, mirándome a los ojos. —Pues, precisamente ahora daremos los resultados de la competencia de carros alegóricos —se entromete Leonard. Lucas voltea a verlo con indiferencia. —¿Daremos? —Sí, daremos. —Él es el presidente del centro de estu