NAT —¿En qué momento nos convertimos en reyes? —murmuro nerviosa a mi novio. —En el momento en que nos enamoramos. Lástima que los jueces sólo lo noten hasta ahora —me guiña—. Eres las más hermosa, Natalia —toma mi mano. —Por favor, nuestros reyes del baile, suban al escenario —pide el presidente del centro de estudiantes. Me tiemblan las piernas. Si Key no me sujetara de la mano, ya estaría desplomada en el suelo. De hecho, si no lo hubiera conocido, no podría ser tan feliz como ahora. En el escenario nos coronan y me entregan un hermoso ramo de rosas. Key me besa sin que se lo pidan; creo que moriré de vergüenza y de… felicidad. El público pide que bailemos. Sonrío al pensar que si no fuera por mi novio, tampoco sería capaz de hacerlo. Ya no me arrepiento de haberme inscrito en e