GRACIELA —¿Qué haces tú aquí? —pregunta Vivi a Adam, con cara de rayos y centellas. —Yo… —¡Calmación! —interrumpo antes de que siga metiendo las patas—. ¿Eres tonto, verdad? —farfullo entre dientes, estrangulándolo con la mirada. —Más bien es estúpido —me corrige Lucas—. Tú me lo dijiste hace un rato, ¿de nacimiento, recuerdas? —Amor, no ayudas. —Lo siento. —¿Hola? ¡Que alguien me explique esto! ¿Qué hace él aquí? —exige Vivi. —¡Yo te explico! —gritamos Adam y yo al mismo tiempo. —Cállate, maldición —refunfuño, mirando al cara de can. —A ver, uno a la vez —se entromete Key—. Por favor, Graciela. Explícanos, porque aquí nadie está entendiendo nada. —Bien. Tenía planeada una excusa, pero como la situación es totalmente distinta a lo planeado, mejor me olvido de ello. —Vivi, sé