LUCAS
27 de diciembre de 2020.
Mi madre falleció el mismo día que llegué a Estados Unidos. Sólo alcancé a decirle adiós.
Odio esa palabra.
Ese día, tras su muerte, me volví loco de dolor. Perdí a las dos mujeres que más amaba en mi vida en tan sólo veinticuatro horas.
Después de su entierro, tomé un avión a Inglaterra y fui a enfrentar a mi tío. Mi madre murió esperando hacer las paces con él, murió soñando con volver a pisar las tierras de mi abuelo.
Todos nos equivocamos y mi tío no fue la excepción. Cuando le dije que mi madre había muerto, cayó de rodillas sobre la tierra.
Él sí la quería, sólo fue una víctima de la impotencia.
Vivió años pensando en ponerse en contacto con mamá, pero nunca lo hizo, por orgullo. Para él, ella sí era su hermana, sólo que lo reconoció demasiado
