Ethan
—¿Está enferma?
—No lo sé —suspiró Adam, cerrando la puerta tras él—, pero dice que no quiere comer ni ver a… nadie —dijo lo último, posando sus ojos directamente sobre mí, cosa que me hizo gruñir, frustrado.
¿Cuánto pasaría antes de que mi sirviente y yo nos matáramos a golpes? Éramos como un zorro y un perro peleando.
Guardé silencio y me di la vuelta para marcharme, decaído pese a que me sentía lleno de energía, pues acababa de despertar de una larga siesta de doce horas.
Iba a conversar los últimos detalles del viaje con Natalie, en cuanto me encontré con Adam, saliendo e informándome que no quería verme.
Supuse que mi prima estaría enferma o cansada, por lo que la preocupación fue un sentimiento natural al instante.
Llevábamos tres días desde nuestra última pelea.
Aqu
