5

2537 Palabras
Me senté en un banco y suspiré cansada. Llevaba recorriendo la ciudad desde por la mañana y ya había entregado todos los curriculums que había impreso. Ya se había pasado la hora de la comida así que decidí volver.   Sin ganas.   Había pensado la posibilidad de buscar otro piso, pero la había desechado cuando pensé en todo lo que tendría que mover sola.   Pensar en Brad solo hacía que mis piernas temblaran y mi corazón latiera con dolor. Me sentía atraída por él, y no físicamente. Me había enamorado del chico por el que hablaba por w******p y por teléfono.  ¿Hablar? No teníamos que hablar nada.   Llegué a casa y Madison estaba fregando los platos. - Hola - la saludé. —     Hola - sonrió - ¿Dónde estuviste? —     Echando curricu- mi teléfono sonó y lo saqué del bolso, no tenía guardado ese número. - ¿Si? —     Hola, ¿Scarlett Jones? —     Sí, soy yo. —     Le llamamos de la cafetería Amanecer queríamos hacerle una entrevista, a más tardar, esta tarde. —     Claro - sonreí. —     ¿Le parece bien a las cinco? —     Allí estaré. Colgué y vi que Madison me miraba. - Acabas de ir a encontrar trabajo y ya tienes una entrevista. - miré la hora en mi reloj de mano. —     Si - entré en la cocina y abrí el frigorífico. - Lo que no sé es si me va a dar tiempo a llegar. —     ¿No tienes coche? —     No. —     Toma, una manzana. - Me giré y Madison sostenía una manzana en su mano. —     Gracias - la cogí y salí casi corriendo de casa. Chocándome con un duro abdomen cuando abrí la puerta principal. Miré hacia arriba para encontrarme con Brad, que me miraba con una ceja alzada. Sí que era alto. Fruncí el ceño y él se apartó. —     ¿Acaso vives aquí y no me he enterado? —     No vivo aquí. —     Pues como te vea pasar mucho tiempo aquí voy a exigir que pagues parte del alquiler. Pasé por su lado y bajé por las escaleras.   Casi corrí para llegar a la cafetería. Puedo decir que la entrevista fue genial porque me dijeron que empezaría a trabajar el lunes.   Les interesaba porque quería el turno de tardes, debido a que tenía Universidad por la mañana. Volví a casa comiéndome la manzana y feliz porque mi suerte había cambiado.     Abrí la puerta de casa y la cerré. No había nadie allí. Fui a mi habitación y antes de entrar escuché una risita proveniente de Madison, después lo escuché a él. Entré en mi habitación y dejé el bolso en la cama para después coger las cosas para una merecida ducha. Salí de la ducha con la ropa que me había quitado. Ya no se escucha nada. Cuando entré vi a Brad allí. —     Tenemos que hablar. —     ¿Sobre qué? No creo que tengamos nada de qué hablar - dije guardando la ropa. —     Estuvimos hablando-- —     Sé cuánto tiempo estuvimos hablando. Tú decidiste que eso acabara. —     ¡No querías  que nos conociéramos! - se levantó de la cama y observé por fin su torso y brazos tatuados. Estaba cansada de observarlo por una pequeña pantalla. - ¿¡Por esa estúpida cicatriz!? Pensaste que no ibas a- Lo empujé por ser tan insensible. -  No tengo tiempo para esto. —     Claro, Scarlett. Nunca tienes tiempo para nada, pero sí para enviarme fotos calientes. Levanté mi mano para pegarle en su pecho, que es a donde llegaba y él cogió ambas muñecas, pegándome a él. —     Suéltame - forcejeé - Esto es muy cliché. Como no me sueltes voy a tirar del piercing de tu pezón. - pensé en lo que eso tendría que doler. —     Quiero verte hacerlo con la boca. - lo miré. Él no tenía ni una pizca de humor en el rostro. Yo tampoco. Me solté de su agarre y él se dejó empujar. —     Vete al infierno. Salí de la habitación. - Antes lo hubieras deseado, Scarlett. ¿Ahora no? Lo miré y me giré para ir a la cocina a prepararme algo para cenar.   Madison no tardó en aparecer, sudada. - Hola - me saludó. Le sonreí mientras comía en la cocina. - ¿No te sientas a comer? - señaló el salón y negué con la cabeza.  —     No, voy a terminar ya. Veo una pérdida de tiempo pararme a comer. —     ¿En serio? - Madison me miró extrañada. - Oye, ¿Te molesta la presencia de Brad? - me preguntó en voz baja. —     Oh no, no te preocupes - le sonreí forzada. Ella no se dio cuenta o no quiso darse cuenta de mi sonrisa y se fue a saludar a su estúpido novio.   Estúpida cicatriz. Bufé. Él no sabía una mierda. Tampoco tenía derecho a decirme lo que me dijo. Él tenía novia y no debería de haberme dicho lo del piercing, eso solo me hacía sentirme utilizada. ¿Es que solo Brad quería acostarse conmigo? ¿Por eso tantas ganas de conocerme?   Brad podía hacer todo un book porno con las fotos que le había pasado. Ahora me sentía estúpida por haber hecho eso.   Él no iba a dejar a ese pivón por mí. Yo no lo haría.   Me senté en uno de los sofás debido a la invitación de Madison para que viera una película con ellos. Ella tenía su cabeza en el pecho de Brad, prácticamente estaba encima de él, y lo besaba a veces. ¿Por qué tenía que aguantar esto?   No lo sabía, pero dolía.   No iba a hacerme la blanda. Él aún no me conocía.     Empecé la semana con energía y dejando a Brad a un lado. Después había ido a trabajar y había sido un primer día duro porque tenía que acostumbrarme a cómo hacían las cosas allí y a las exigencias de los clientes.   Las semanas habían pasado volando. Apenas pasaba tiempo en casa porque no me daba tiempo de ir después de la Universidad. Llegaba a casa para darme una ducha, cenar y acostarme. Cuando se acercaran los exámenes tendría que estudiar cuando acabara de trabajar y ya iba mentalizándome.   Ese viernes, después de trabajar, quedé con unos compañeros de clase y fuimos a tomar cervezas. Había simpatizado con una chica que se llamaba Hibat. Era de marruecos y era una de las chicas más sencillas, humildes y graciosas que había conocido. Tan solo de mirarla, podías confiar en ella. Después estaba Alan, que era amigo de la infancia de Hibat. Era el humor personificado, y después estaba su novia, Charlotte, que hablaba por los codos. Casi todo lo que no hablaba yo.   Me despejé y deseé estar toda la noche allí con ellos. Después recordé que tenía que trabajar a las nueve y se me pasó las ganas de estar allí. A las tres me despedí de ellos y Alan me hizo el favor de acercarme. Obviamente Charlotte fue con nosotros. ¿Había mencionado que era muy celosa? ¿No? Pues ya lo sabéis, y eso que el chico tampoco era nada del otro mundo. —     Gracias chicos - dije abriendo la puerta del coche. - Tened cuidado. —     Adiós - dijeron al unísono.   Cerré la puerta del coche y caminé cansada al portal. Llevaba desde las seis de la mañana levantada y mi cuerpo rogaba por descanso. No podía esperar a que mi cuerpo tocara el cómodo colchón y poder dormir.   Entré en casa sin hacer ruido y supe que Brad estaba allí porque había dejado una camiseta en el sofá. Encendí la luz y me dirigí hasta la camiseta. La toqué y la arrugué entre mis dedos, suspirando.   Había estado ignorando a Brad de forma exagerada cuando nos cruzábamos o estábamos en la misma habitación. Obviamente sin que Madison se diera cuenta. No lo ignoraba si me hablaba ante ella. Me dirigí a mi habitación y cuando hube encendido esa luz, apagué la del salón. Me puse el pijama y decidí ir a la cocina a beber un vaso de agua. Salí de la habitación mientras Brad salía en bóxer de la habitación de Madison. Le di una mirada antes de dirigirme a oscuras a la cocina. Mi dedo pequeño del pie golpeó la pata de la mesa y me quejé, sujetando mi pie. —     ¿Por qué no enciendes la luz? - preguntó Brad encendiéndola. —     Cállate - gruñí - Creo que me lo he roto - me miré mi pequeño dedo. —     No seas exagerada. - Brad se agachó frente a mí para examinarlo— No está roto. - Separé mi pie de su mano. - ¿Hasta cuándo vas a seguir ignorándome? - me susurró mientras se levantaba. —     ¿Qué quieres que haga, Brad? - susurré. Me giré para ir a la cocina a por mí vaso de agua. Encendí la luz, entré y cuando me dirigía a por el vaso, mi pie tocó el suelo mojado y resbalé. Mi cuerpo cayó hacia atrás y pensé que moriría porque mi cabeza se estamparía con el suelo si no lograba poner mis codos. Vaya muerte más tonta. Unas fuertes manos me salvaron de mi caía, agarrándome por mis axilas y jadeé por la brusquedad con la que él me puso derecha. - ¿Puedes dejar de ser tan patosa? —     No lo hago aposta, imbécil. - dije mirando el agua que había salido de la lavadora. - Tu novia debería aprender a poner una jodida lavadora - no era la primera vez que a Madison le pasaba. - ¿Quieres que hablemos como si nada, Brad? Tú me dejaste de hablar y aún no sé el motivo. Brad me miró - No lo sé, no hay ninguno. No hablé, no hablaste y ahí quedó todo. —     Sí te hablé - llené un vaso de agua. - Pero estabas ocupado, y después no supe nada más de ti. Además, me utilizabas para enviarte fotos sucias. —     Eh, eh, yo no le puse a nadie una pistola en el pecho. - dejé de beber agua para tirarle el contenido de mi vaso encima.   Cuando me di cuenta de lo que había hecho, miré su rostro mojado y no pude evitar reírme. Ni siquiera había pensado lo que había hecho.   Brad me cogió de la cintura bruscamente, acercándome a él. Me aferré a cuello cuando nos sentí caer y cerré los ojos con fuerza, esperando el golpe, que no llegó. Brad se había sujetado con un brazo en el suelo mientras que con el otro agarraba mi cintura.   Me separé de su cuello y lo miré. - Te he contado cosas que nadie más sabe, tú me diste la confianza que nadie más me ha dado y ahora que te tengo aquí, no quiero que me ignores. Quiero que hablemos y quiero que cuentes conmigo para lo que sea - dijo en voz baja mientras yo me perdía en sus ojos verdes. - Quiero que seamos amigos.   Amigos. Claro. Amigos. Quizás él antes no me veía como nada más y cuando me dijo que me quería era por amistad. Estúpida Scarlett.   —     Lo pensaré. - dije. —     No, quiero una respuesta ya. —     Suéltame, es una situación incómoda. —     Respóndeme. —     Esta bien. - Brad sonrió y tuve que aferrarme de nuevo a su cuello cuando se levantó conmigo en brazos. Me sentó en la encimera y lo vi coger la fregona para limpiar todo el agua. Lo observé. Observé que ya le estaba creciendo el pelo por los laterales y le tapaban el tatuaje del mandala que tenía en la cabeza. Observé sus brazos, deseando ver uno por uno de sus tatuajes y preguntarle el significado.   Brad terminó y puso sus brazos hacia delante, sin pisar lo mojado. Inconscientemente me eché hacia delante con mis brazos alzados y él me cogió. Rodeé su cintura con mis piernas y pensé en lo que pasaría si Madison se levantara.   —     Mañana Madison va a hacerse una sesión de fotos - susurró antes de llegar a mi habitación. - Podríamos tomar un café. —     Trabajo - Brad chasqueó su lengua y me dejó en la puerta de mi habitación - Y sigo pensando que voy a exigir que pagues el alquiler por todo el tiempo que pasas aquí. - cerré la puerta de mi habitación y escuché su risa ronca detrás de la puerta.   Miré de nuevo mi dedo meñique que ahora estaba rojo. Puse el despertador, apagué la luz y no tardé en dormirme, pensando que Brad dejaría de molestarme, por mi propio bien.   No fue así.   Verlo en la cafetería que trabajaba y tener que atenderlo me había hecho agarrar la libreta con fuerza y desear darle con ella en la cabeza. Pero no lo hice. —     ¿Qué haces aquí? Brad me miró - ¿Con ese tono de voz atiendes a tus clientes? - alzó una ceja sonriendo. —     ¿Vas a pedir algo? —     Café con leche. Dos sobres de azúcar.    Asentí y me giré para ponerle el café. Ahora la cafetería ya estaba más vacía. Le puse el café a Brad y puse dos sobres de azúcar en el plato, junto con la cuchara.   Se lo llevé junto a  un vaso de agua, que seguramente después me pediría.  Brad me sonrió y lo miré antes de irme.   Brad se llevó su tiempo tomándose el café mientras ojeaba unos papeles con esas gafas de nerd que le quedaban tan malditamente bien. —     Es guapo, ¿Verdad? - mi compañera me miró y miré a Brad. —     No, ese - señalé al chico de la derecha - Es guapo.   Ambas miramos al rubio que se tomaba un café. - Sí, pero tiene cara de niño - miré a Paris. —     Y tú que eres - le di con mi trasero. Ella tenía diecinueve y había decidido dejar de estudiar para trabajar. - Movámonos antes de que venga maléfica - le susurré refiriéndome a mi jefa. Ella rió y nos pusimos de nuevo al trabajo. Ni siquiera me di cuenta cuando Brad se fue porque estaba limpiando los baños.   Mi turno acabó y me cambié de ropa antes de salir. Fuera, Brad esperaba fumándose un cigarrillo. - ¿Qué haces aún aquí? —     Te estaba esperando - le dio una última calada a su cigarrillo y vi lo sexy que se veía en gafas de sol. - Voy a invitarte a comer. —     No, gracias - rechacé su oferta. Brad me miró por encima de las gafas. —     No te estoy preguntando. —     Pues muy mal. Me metí en adopta un tío no porque fuera la única página de ligue que hay, sino porque nosotras mandamos. Así que, no – me giré. Brad me agarró del brazo. - Deja de ser tan difícil y ven a comer conmigo. —     ¡Hola, Braaaad! - escuché la voz de una chica y cuando me quise dar cuenta esa chica ya se había abrazado a él y se había soltado. - ¡Nos tienes abandonados! No quieres saber nada de nosotros desde que estas con esa novia tuya. - arrugó su nariz. —     He estado ocupado. - La chica me miró y miró a Brad. - Stella, ella es Scarlett. —     Hola - le sonreí incómoda ante su mirada. —     ¿Scarlett? ¿Tú Scarlett? ¿La Scarlett de Pennsylvania? —     Sí, supongo que soy esa última. Ella abrió la boca en forma de O y empujó a Brad acusándolo de no haberle dicho que estaba aquí. - Hola - me sonrió Stella - Me alegra de haberte conocido al fin. Brad me tenía - su boca fue tapada por la mano del chico tatuado. - ¿Estoy hablando demasiado? - dijo con la boca tapada. —     Un poco - Brad quitó su mano y ella se alejó un poco. - ¿Y Taylor? —     En el taller, el coche le sigue fallando. -Brad asintió. - Bueeeeno - nos miró a los dos y sonrió - Espero verte pronto, Scarlett. —     Y yo a ti - le sonreí. —     ¡Adiós, chicos! - se despidió con la mano y Brad me miró. —     ¿Vamos a comer?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR