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2001 Palabras
Brad   Los hombres somos muy simples. No nos comemos la cabeza por chorradas y nos da igual quien le da like a nuestra foto de i********:. También nos da igual que lloréis por alguna cagada, eso lo que hace es que nos cansemos más rápido de las mujeres. Tampoco nos gusta el empalago, ni que penséis que os tenemos que salvar de vuestra propia mente. Nos pasamos por el forro vuestras inseguridades porque solo queremos vivir en paz, follar cuando se tiene ganas de follar y tener a alguien con quien poder hacerlo.   Ahí entraba Madison.   A pesar de que la chica estaba pendiente de su cuerpo 24/7, aún tenía tiempo de soltar lágrimas de cocodrilo cuando no me apetecía hacer algo o cuando me portaba indiferente con ella.   Había encontrado esa noche a una chica que follaba bastante bien y que no me daba muchos dolores de cabeza porque estaba ocupada con ella misma. Después, estaba Scarlett. Esa chica que tenía frente a mí comiéndose un plato de pasta mientras miraba a un punto fijo, pensando. A saber qué pensaría.   Conocerla por Internet me había hecho indagar en su vida y en su personalidad. Quería saber cómo era, quería saber su historia y cuando la vi, me di cuenta de que no me la había contado entera.   Miré la cicatriz de su mejilla.La curiosidad no cesaba. Esa chica seria de mirada triste me tenía pensando en ella todo el tiempo. Las mujeres esperan que los hombres las salven de su horrible pasado.   Yo no iba a hacerlo. Porque no era así. ¿No?   Sin embargo, había algo en mi corazón que no me dejaba tranquilo. Algo que me decía que Scarlett no era como ella se había mostrado por w******p. La chica que tenía delante tenía mal genio, era borde y mantenía su postura firme, siempre. Quizás solo necesitaba a alguien que se preocupara por ella. Pero, para eso está la familia, ¿No? Sabía que sus padres estaban divorciados y de que había estado viviendo con su madre antes de ir a la Universidad. No sabía nada más de su vida. —     ¿Te gusta? - le pregunté. - Ella asintió sin dejar de comer. - Tenias hambre - bebí de mi coca- cola. —     No había desayunado - cogió un trozo de pan. Sonreí - ¿Y querías rechazar mi oferta a comer? - alcé una ceja. —     Solo estaba haciéndome la dura - dijo con la boca llena. Sonreí y seguí comiendo. - ¿Que harás después de que termines el máster? Se encogió de hombros - Volveré a Michigan y buscaré trabajo. Volverá a Michigan... —     Oye - llamó mi atención - ¿Madison se hace sesión de fotos? —     Trabaja como modelo. —     Claro, ya decía yo que eso de abrir la nevera y no ver chocolate no era normal. Ni tener ese cuerpo tampoco. —     Vive de su cuerpo. —     Ahora lo sé. ¿Puedo hacerte una pregunta? - me miró curiosa. —     Por supuesto. —     ¿Se ha operado el culo? Eso me hizo soltar una carcajada. - La verdad es que no lo sé. Es una pregunta un tanto incómoda. —     Sí, un poco. Aunque si se lo ha operado no lo va a decir, dirá que es de hacer sentadillas. Sonreí. —     Lo más seguro. —     Y eso es mentira - me apuntó con su tenedor. - Porque yo he hecho muchas sentadillas y sigo igual. Volví a sonreír. - Quizás es que no lo haces bien. —     Por supuesto que lo hago bien. —     ¿Por qué no te apuntas conmigo al gimnasio? Ella me miró - No puedo permitirme pagar un gimnasio. —     ¿Y si hacemos ejercicio fuera? —     ¿En qué tiempo? Ella se echó hacia tras en su silla, dando por terminado su comida. —     Pues... después de que vengas de trabajar. Ella rio - Ya veremos, Brad…   Fuimos a casa después de dar una vuelta por un parque cercano y cuando entramos, Madison estaba allí, escribiendo algo en su libreta. Seguramente apuntando alguna rutina o las calorías que había comido hoy. Ellas nos miró y nos sonrió. - Por fin llegas - se dirigió a mí - ¿Dónde estabas? —     Almorzando - Scarlett se fue a la ducha después de saludar a Madison. Mi novia se levantó y sus brazos rodearon mi cuello. Puse mis manos en su cintura y ella me besó. Le correspondí al beso. —     ¿Cómo fue tu sesión de fotos? Ella suspiró - Bien, estuvo bien. Se separó de mí y la seguí a la cocina donde la vi sacar un batido de verduras y frutas. - No sé cómo esa chica puede sobrevivir con lo mal que come - empezó Madison. - ¿Viste la cicatriz tan fea que tiene en la mejilla? - Fruncí el ceño al escuchar eso - ¿Cómo se lo habrá hecho? ¿O quién? —     No lo sé, pregúntale - metí mis manos en los bolsillos. —     ¿Cómo voy a preguntarle eso? Me encogí de hombros - Criticas su cicatriz, deberías saber el motivo antes de juzgarla. —     No la he juzgado. —     ¿Has visto la fea cicatriz que tiene? - repetí. - Suena a burla. —     Relax, tigre. ¿Ya te hiciste amiguito de ella? - frunció el ceño. Me crucé de brazos - ¿Tengo que ser su amiguito solo por enseñarte respeto por los demás? —     ¡Yo respeto a la gente! Chasqueé la lengua - Eso es erróneo. Solo piensas en ti, y los sentimientos de la gente te importan una mierda. —     ¿Por qué me atacas así? —     Porque estoy cansado de tener una novia así. Me voy a casa. - me giré. —     ¡Oh no! ¡Aún no hemos terminado de hablar! - me siguió hasta el salón. Escuché una puerta y supe que Scarlett estaba escuchando, como para no. —     Claro que hemos terminado de hablar, avísame cuando cambies. —     ¡No voy a cambiar! —     ¡Entonces te irá muy mal! - salí de su casa y pasé una mano por mi rostro. Cuando llegué a casa, me cambié y me senté en el sofá a ver la televisión. Mis peleas con Madison consistían en atacarnos el uno al otro.   Hay que decir que a Stella no le caía muy bien mi novia, y por eso la evitaba cuando podía. Me había dicho que era muy egocéntrica y que le gustaban las personas más humildes. Tenía razón. ¿Que vi en ella? Bueno, tenía un cuerpo deseable y cuando no se comportaba como una niñata engreída, era simpática. Lo que más me gustaba de ella es que no me agobiaba. Me obligué a mí mismo a intentarlo con Madison porque iba a quedarme solo como siguiera esperando a la chica indicada. Madison no era para mí y yo no era para ella. Ambos lo sabíamos, pero disfrutábamos del tiempo juntos. Como ahora, que estaba llamando a mi puerta como siempre que pasaba algo de eso. Sus labios no tardaron en estar sobre los míos y yo no tardé en llevarla a la cama y hacer que gimiera mi nombre. Me fumé un cigarro en la ventana del salón esperando a que Madison se duchara. Mi móvil sonó y el nombre de Taylor apareció en la pantalla. —     Hola tío - le dije. —     Hey Brad, ¿Qué tal? —     Bien, ¿Qué hay de ti? ¿Cómo llevas eso? —     Lo llevo bien. La semana que viene es el cumpleaños de Stella, me gustaría organizarle algo, para que vengáis. —     Vale, perfecto. ¿Me envías un mensaje con el sitio y la hora? —     Por supuesto. Confírmame si va Madison. —     Lo haré. Colgué y vi a mi novia coger su bolso. - La semana que viene es el cumpleaños de Stella. - tiré el cigarro y la miré. —     ¿Stella? - alzó una ceja - Ah, Stella - arrugó la nariz. - Estoy en Nueva York.  Fruncí el ceño. - ¿Cómo que estás en Nueva York? —     Me voy el lunes. Una semana. —     ¿Y cuándo pensabas decírmelo? ¿Cuándo te fueras? Ella movió  su mano con desdén - No montes drama, tengo que irme. La vi salir y me quedé allí parado. Miré mi móvil y abrí la conversación.   "Hola, Scarlett. ¿Qué estás haciendo?"   "Vaya, vaya. ¿Brad hablándome por mensaje? ¡Qué grata sorpresa!"   Sonreí "No seas tonta. ¿Tienes algo que hacer esta noche?"   "He quedado con mi cama"   "Oh vamos, ven a tomar una cerveza"   "Trae la cerveza a casa"   "Lo haré, pero no hoy."   "¿Mmmmm?"   "Madison se va una semana a Nueva York, vamos a tener tiempo"   "¿Y si no quiero pasar tiempo contigo?"   "Te diría que eres una mentirosa"   "Crees mucho en ti"   “Sí, nena"   "¿Que ha pasado con Madison?"   "Nada importante."   "Entiendo"   "Madison necesita lecciones a veces"   "¿Y su castigo es que te acuestes con ella después de la discusión?"   "¿Estás celosa?"   "Solo quiero entenderlo, sois muy raros"   "No tienes que entenderlo. Madison es muy ella, eso es todo."   "Es muy ella jaajaja claro que es muy ella. Como que es ella."   "No me refería a eso "   "Lo sé, lo sé. "   "¿Cómo sabías que Madison ha venido a verme?"   "Me dijo que nada mejor que el sexo para que se te pase el enfado"   Alcé una ceja y después suspiré.   "Ven a correr conmigo"   "Soy una floja, ¿Recuerdas?"   "Cambiemos eso"   Solo quería pasar tiempo con ella, y despejarme. Había deseado verla durante meses. Había pasado horas y horas pegado al teléfono hablando con ella. Pensaba que ella era la indicada, que nos conoceríamos y todo sería diferente… Supongo que si no hubiera tenido novia, nuestra relación hubiera sido diferente. Habíamos hablado de cuanto nos gustábamos y de cómo nos gustaría hacerlo. Nuestras fantasías sexuales, nuestras vacaciones soñadas... todo. Sabía que no le gustaba celebrar la Navidad porque no le gustaba la concentración de gente. Quizás ella no era muy allegada a su familia. Mientras yo le contaba alguna anécdota, ella nunca me contó nada.     Esa noche, fui a casa de Madison porque habíamos quedado para salir con sus amigos. Scarlett me abrió y sonreí al verla con un camisón blanco de tirantes con Minnie Mouse en medio. El camisón le quedaba por arriba de su rodilla y se veía graciosa con eso puesto.   La seguí al salón y ella se tumbó en uno de los sofás, mirando a la televisión. Me senté en el otro sofá y vi la caja de pizza. - ¿Es tuyo? - miré la pizza de queso que quedaba. —     Ajam. —     ¿Puedo coger un trozo? —     Claro - volvió a mirar a la televisión y  vi al Capitán América. Terminé de comerme el trozo de pizza - ¿Qué harás con todo lo que sobra? - le pregunté. —     Me lo comeré mañana. —     ¡Se te irá al culo, querida! - escuchamos la voz de Madison desde el baño. —     No sé si prefiero tener grasa en el culo o silicona - murmuró. - Cada día la soporto menos. Voy a envenenarle sus batidos de proteínas. Reí y negué con la cabeza - Intenta no echarle mucha cuenta. —     Como si fuera tan fácil. —     ¿Nos vamos? - Madison apareció con un ajustado y corto vestido n***o, con un gran escote que no dejaba nada a la imaginación. Buah. —     Sí - me levanté. - Adiós, Scarlett. —     Adiós, Brad. Cuando salimos de casa y nos montamos en el ascensor, la miré. - ¿Te cae mal? —     ¿Scarlett? - ella rio - No. Bueno, un poco. Es tan... tan... —     ¿Humana? - alcé una ceja. —     Si - dijo desesperada. —     Va al trabajo sin maquillar y a la Universidad. —     Eso no es problema tuyo. Madison suspiró - Lo sé. Hoy le di una de mis rutinas para principiantes y me dijo que no necesitaba eso. Su muslo tiene celulitis, Brad. Solo quiero ayudarla. Además, su abdomen… —     Madison, ella elige si quiere hacer ejercicio o no. Déjala - salí del ascensor y me guardé para mí que a mi Scarlett me gustaba con celulitis y con el abdomen que tenía.     Al ir a entrar a un club, tuve que volver a casa porque a Madison se le había olvidado la cartera. Metí la llave en la cerradura y entré. Escuché el sonido de la televisión y esperé a ver los ojos de Scarlett sobre mí. Pero ella estaba dormida. Me quedé mirándola y decidí ir a su habitación. Abrí la cama y fui a buscarla. Apagué la televisión y no tardé en cogerla entre mis brazos. —     ¿Qué haces? - murmuró. —     Llevarte a la cama - la miré y vi sus ojos aún cerrados. Dejé su pequeño cuerpo sobre la cama y la tapé. Ella se acomodó y me quedé mirándola, deseando quedarme con ella y no volver al pub.  - ¿Puedes traerme un vaso de agua? - murmuró. —     Por supuesto. Iría a Marte si hiciera falta. Y eso era extraño y me sentía muy raro ante eso.
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