Scarlett Mecí a mi hija de un lado a otro mientras tarareaba una melodía que me estaba inventando. El sonido de la ambulancia no era nada comparado con sus llantos, presentía que me dolería la cabeza pronto si ella no dejaba de llorar. - ¿Qué te ocurre, muñeca? ¿Te encuentras bien? - besé su cabecita y seguí abrazándola. - ¿Quieres que comamos chocolate? ¿Es eso? Quizás la que quería chocolate para la ansiedad era yo, y no ella. Caminé descalza a la cocina y no tardé en coger una onza de chocolate. - ¿Quieres? - se la enseñé. Ella se quedó callada y después empezó a llorar de nuevo, más fuerte que antes. - Bueno, me la como yo - la metí en mi boca y fui al salón. La dejé en su pequeña alfombra de princesas y traje algún que otro juguete. - Mira - le enseñé su conejito. Ell

