El domingo, visitamos a los padres de Brad y e hicimos una barbacoa en su jardín. Todo eso consiguió que olvidara la rosa negra y el cuadro roto. Ahora, en la oficina, eso vino a mi mente y fruncí el ceño frente a la pantalla del ordenador. — ¿De mal humor? - Tobías apareció con dos cafés y me dio uno. — Gracias - le sonreí. - Y bueno, es lunes, lo llevo como puedo. Tobías me regaló una sonrisa y se sentó en su escritorio. - Jones. - levanté mi cabeza y vi a Christian, llamándome, tan imponente con su traje n***o como siempre. Me hizo una señal y me levanté. No tardé en estar a su lado y ambos empezamos a caminar hacia su oficina. Abrió la puerta, me dejó pasar, y la cerró. — Siéntate. - me ordenó. Lo hice, él rodeó la mesa del escritorio y se sentó. — ¿Sabes dónde se

