Christian me esperaba en la puerta del restaurante donde habíamos quedado con Amanda Meyer, mi primera clienta. Caminé, nerviosa, hasta encontrarme con mi jefe. Llevaba unas gafas de sol y miraba su teléfono. Me puse a su lado. — Hace calor, ¿Verdad? Christian me miró y sonrió. - Sí. - terminó de escribir en su teléfono y lo guardó en el bolsillo. - Entremos, antes de que llegue Amanda. - abrió la puerta del restaurante y me dejó pasar primero. El maitre nos guio hasta la mesa que habíamos reservado. Me senté y Christian se sentó a mi izquierda, esperando a Amanda. - No dejes que te intimide, ¿Vale? Asentí. Unos tacones se escucharon y giré mi rostro para ver a Amanda en sus altos tacones louboutin. Un vestido rojo se pegaba a su figura bien cuidada. - Hola - nos saludó. Ambos nos leva

