Kendall sigue el rastro de Ashley hasta una de las habitaciones, se queda parado en frente de la puerta, inseguro de sí lo que hará es correcto, suspira y eleva su mano para golpear la madera con sus nudillos. Escucha pasos y luego la ve allí parada, ella lo observa confundida. —Hola, —saluda el chico. —Hola. —Oye… anoche, me comporté muy grosero contigo y como modo de disculpa me gustaría saber si quieres dar un recorrido por la manada, —Kendall lleva su mano hasta su nuca y la frota nervioso, es primera vez que invita a alguien que le gusta a salir. —Disculpas aceptadas, —le dice. —¿Y la salida? —interroga. —Sé que todos aquí son lobos y leones, me gustaría que cambiaras esa salida por algo como mostrarme tu león, —eso lo toma por sorpresa. —¿No te asustas? —interroga. —No. —Bi