Los brazos que la rodeaban eran de aquella única persona sincera en su vida, abajo estaba su fiesta de diecisiete, y ella estaba en su habitación con su novio. Tenía que claro que ambos habían decidido pisar el pasado, pues ni siquiera quisieron revivir lo. —Thomás —Murmuró cortando el beso. —No voy a pasarme —dijo Thomás, con una sonrisa divertida. —¿Y si yo te lo pidiera?—Laura arqueó una ceja mirándolo fijamente a los ojos. Con gentileza, Thomás elevó su mano y le tocó la mejilla con suavidad. Sus cálidos dedos recorrían la mejilla de la chica, mientras mantenía contacto con los ojos de ella. —Tampoco, no estarías siendo tú. —Y si fuera a morir y eso fuera mi último deseo... Dejó de hablar cuando sintió el frío dedo del chico sobre sus labios. —Eso no va a pasar, no te va