Lo primero que hago cuando las aguas se calman un poco es buscar a Marcus. Necesito hablar con él y no puedo perder tiempo, no después de lo que pasó.
Sé que si intento sacarle algo a Leilah, probablemente me dé respuestas vagas o trate de ocultarme la verdad. No es que no confíe en ella, pero conozco su instinto de protegerme de cosas que piensa que no puedo manejar.
Pero esta vez, no me voy a quedar sin respuestas.
—Marcus, ¿puedes venir un momento? —digo con la voz más tranquila que puedo. Mis ojos lo siguen, serios, mientras espero que acepte hablar.
Él asiente, pasando una mano por su cabello oscuro, claramente incómodo y dice que probablemente Leilah no estará de acuerdo con esto, pero que su opinión no importa en estos momentos.
—Tenemos que atrapar a ese malnacido, cualquie
