POV. GEDEÓN. El resplandor grisáceo de la mañana filtra su luz a través de los ventanales de mi oficina en el último piso del edificio que lleva mi apellido, dominando el horizonte de Chicago. Desde aquí, todo parece bajo control. Mi imperio, mi gente, mis decisiones. Pero en mi interior, un torbellino se agita con la intensidad de la noche anterior. Vivian sigue en mi mente, como un perfume que se queda impregnado en la piel mucho después de que la persona se ha ido. Aunque la velada había transcurrido con la elegancia y una química inusual y sorpresiva, algo en su mirada me decía que, a pesar de su negativa y el hecho de alejarse. Podía percibir su curiosidad sobre mí. «No es tonta, y en mi mundo, ser demasiado lista puede convertirse en un problema». Pero no es solo ella la que mant