—¿Qué piensas?—cuestiona interrumpiendo mis pensamientos. Me vuelvo para mirarlo, sonrío y asiento—esperaba un poco más de emoción, mírate, ahora si eres digna de ser llamada la amante del rey. —Puede que tenga la apariencia, pero aún me falta el título—expreso, sin él, no sirve de nada, solo soy una chica con aspiraciones de grandeza. —Pronto lo tendrás, preciosa—me anima—si yo fuera el rey y claro, me gustaran las mujeres, no dudaría en visitarte cada noche. Encorvo los labios ante sus halagos, aunque estoy convencida de que nunca antes me he visto tan hermosa, no estoy segura si debo mostrarme ante el rey de esta forma, después de todo, ninguna otra más que Savile lo ha conseguido antes y ella era muy opuesta a mí. —Realmente no sé si pueda confiar en tu criterio. Alzo la ceja y lo