Pronto nos encontramos en la ciudad más imponente que alguna vez vi, los suntuosos edificios que vi antes a lo lejos, se hicieron más grandes de lo que yo había supuesto que serían. Afuera hay celebración, se nota, gracias a los pétalos de flores que se encuentran en el suelo, dan la impresión de que ahí ocurrió algún tipo de desfile, para celebrar el cumpleaños del rey, debidamente. En nuestro camino observo majestuosos monumentos, estatuas de héroes del pasado, templos erigidos ante el dios del universo que quitan el aliento y erizan mi piel, hay muchas cosas que me maravillan y me sorprenden conforme nuestro carruaje avanza por la ciudad, aunque quizás lo que más llama mi atención es la vestimenta de los ciudadanos de la ciudad real, sus ropajes no se comparan con nada de lo que yo con