La noche previa al juicio Arturo Bastián se quedó en su estudio, la única buena noticia en medio de todo ese caos era que la tasa de empleo se mantenía alta para los sectores de limpieza y construcción.
De forma renuente miró la botella sobre la mesa.
Apenas un par de días atrás tuvo en su estudio al dueño de la compañía de vinos del marquesado Felian, cada una de sus botellas tenía un alto costo debido a que sus viñedos recibían la bendición durante la ceremonia y usaban agua bendita diluida en el sistema de riego, pocas personas podían pagarla y se consideraba un producto de exportación.
Sonrió con ironía.
Los viñedos ahora estaban arruinados, nada crecería en esa tierra por décadas y decenas de miles de botellas se perdieron durante el terremoto, la cosecha completa que estaba reser
