Ha sido un mes desde la ceremonia de purificación, siento que el tiempo se detuvo.
- Auch.
Susana se pinchó con la aguja, al ver su herida me siento vacía, siempre que vi una herida tuve la necesidad de sanarla, como una obligación o un requisito.
Moriría si no sanaba una herida o curaba una enfermedad.
Susana se limpia con un pañuelo y sigue cociendo, no es como si fuera a dejarla de esa forma y no es algo complicado, pero estoy segura, podría dejar esa herida superficial sin sanar y nada pasaría.
Creí que era mi naturaleza, mi forma de ser o el costo de ser una sanadora, y fue una maldición, todo este tiempo, mi forma de ver la vida ha sido una maldición de cinco siglos.
Suspiro.
- Déjame ayudarte – sano la pequeña cortada.
- Señora, ¿va a bordar?
- Jamás.
Tuve un ancestro hace
