Dos días después: 22 de enero El frio invierno parece dar una pausa entre una tormenta de nieve y otra, las calles ya pueden volver a ser transitadas con normalidad y con eso mi guapísima esposa parece estar más feliz ya que le veo abrigarse al máximo para salir. —Es mejor que te coloques una bufanda y un gorro de lana para que no te enfermes de nuevo. — Me indica haciéndome reír. —Veo que ya estas practicando tu rol de mamá.— Bromeo acercándome a ella. Me gusta demasiado cuando me mira como lo hace ahora, sus ojos verdes parecen desafiarme de una manera fascinante y no puedo más que tomar cada punta de su bufanda con mis manos y de esta manera ir tirando de ella hasta que le obligo a quedar pegada a mi cuerpo —Serás la madre más sexy de todo el planeta. — Le digo perdido en su mirada.

