—¡Que hable en vuestro favor! —repuso Haredale lanzando una mirada amarga a su antiguo compañero—. ¿Qué necesidad tenéis de mi apoyo si contáis con el de vuestros amigos? ¿No sois ambos la esencia de vuestra famosa Asociación? —Debo deciros —respondió sir John con la sonrisa más amable— que estáis en un error, y me extraña que un hombre tan exacto, tan justo y tan entendido haya podido incurrir en él. No pertenezco a la Asociación de la que habláis; es verdad que profeso un inmenso respeto por sus miembros, pero no formo parte de ella aunque me opongo por conciencia a que os restituyan vuestros derechos. Considero esta conducta como un deber, y lo siento en el alma, pero es una necesidad imperiosa y que me cuesta mayores sacrificios de los que os imagináis… ¿Queréis rapé? Si deseáis proba