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1611 Palabras

¿Debía preocuparse? ¿Acaso Franco haría alguna cosa en su contra? No quería pensar en ello y de todas formas no alejó a la castaña, sólo le dio unas palmaditas porque tampoco iba a ser obvio ni la pondría a ella en peligro, olvidando con ello lo que quería hacer. —¿Prometes que no volverás a conducir ebrio? —pero ella seguía abrazándolo. —Lo prometo… —dejó de mirar a su líder para mirar a la castaña, mientras la alejaba desde sus hombros suavemente, sin alarmarse él ni alarmar a nadie. No estaba seguro cuánto había escuchado Franco, pero su mirada tampoco le parecía una amenaza. Katia sonrió mientras lo veía ponerse de pie, le ofreció la mano para ayudarla a incorporarse y ella la aceptó, mirándolo con una sonrisa que lo despedía y él también. Cuando se volteó, se encontró con el c

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