Rosalina Delattre se sintió muy molesta y a su lado Susan Lacour se frustró.
¿Cómo se obtiene información confiable sí las personas implicadas escapan?
– Maldito vigía – se quejó Rosalina.
De no ser por sir Magnus que se interpuso en la salida que daba al jardín, Rosalina no habría tenido problemas para seguir al príncipe Nicolás y a la marquesa Landevon.
– Hay otro pasillo – le sugirió Susan.
– Ve tú, ya no estoy de humor.
Anudado a su vestido había una pañoleta con el bordado de lirios dorados que cubría la mancha de vino, en esa noche en particular, parecía que todos se habían dado a la tarea de molestarla.
– ¡Ya es hora!, por favor, pasen a los jardines.
En vista de los eventos recientes y con la sorpresa de la invitada del norte, todos olvidaron que esa noche era el festival d
