Imagino un tren abandonado en el bosque, los árboles creciendo entre las ventanas, el metal deteriorándose y después de muchos años de ceder al paso de la naturaleza, tendría este exacto aspecto, estiro el brazo para tocar las ramas que crecen junto al techo y camino sin prisa, poco a poco los árboles van desapareciendo y los tapices se ven renovados, el piso se ve más limpio a medida que avanzo y al abrir la última puerta, veo a las personas sentadas esperando porque en pocos segundos, llegaremos a la estación de trenes.
Puedo decirle a Gideon que cumplí mi palabra, subí al tren en Ferdad y bajé en Senia, solo que hice algunas paradas y el viaje fue de tres semanas.
El clima es bastante caluroso para ser invierno y es difícil moverse entre los pasajeros.
Algo no está bien, en el mismo
