Iglesia de la Rosa Parte 2

2025 Palabras
El tiempo a bordo del crucero transcurrió muy de prisa, Lilith no bajó de la habitación y rara vez miró por la ventana, por lo que era difícil decir que vivió la experiencia de ir en barco por el mar. Al llegar, Karina se encargó de los papeles, subieron a un taxi y se alejaron del puerto para llegar a una granja. El taxista se detuvo delante de un monasterio con un gran campanario. – Muy diferente a lo que imaginaste, ¿cierto? – sonrió Karina. – Bastante – respondió Lilith y cargó su mochila. La mansión se volvía más imponente conforme se acercaban y un hombre alto bajó los escalones para darles la bienvenida con los brazos cruzados y una expresión dura – conoces el protocolo para los nuevos. – Por favor, Iván, ¿dónde está tu espíritu navideño? – Estamos en octubre. Karina sonrió – la navidad está a la vuelta de la esquina, Lilith, él es Iván Miller, es nuestro técnico, chofer y amigo, también es uno de los magos que nos ayudará a encargarnos del demonio que está en tu cuerpo, uno de categoría S, ¡lo mencioné cuando llamé! Iván resopló – pasa. – Qué no te intimide, es un buen sujeto – susurró Karina. El aspecto de iglesia era muy obvio, las grandes puertas, el pasillo, las bancas a los costados, el altar y una puerta en la parte de atrás que conducía a una casa más pequeña, con un comedor, una sala y una chimenea. – Llegaste tarde – dijo un hombre al ponerse de pie. Karina se adelantó – Lilith, él es Alfonso, un primo lejano, o tío, tendría que mirar el árbol genealógico. – Puedes llamarme Alfonso, gusto en verte. – Sí ya estamos todos, podemos comenzar – dijo otro hombre mayor que estaba de pie cerca de la chimenea – Karina. Ella sonrió – siento no haber sido muy clara en la llamada, tuve que lanzar mi celular por la ventana, ella es Lilith, la hija de mi prima Brenda, Harold, tú la recuerdas, fue la única sobreviviente de un accidente en el que murieron quince o veinte estudiantes, muy tráfico. Lilith pasó por una experiencia similar, sin muertos, en su caso ella ya aceptó el contrato. Lilith cerró los ojos para ordenar sus ideas – soy una mundana – creyó que dolería decirlo en voz alta, pero no fue así, había cosas más importantes que decepcionarse por no ser una maga – desde pequeña siempre quise ser una hechicera, soñaba con serlo y me decepcionó mucho saber que jamás lo sería, el demonio lo supo, me llevó a su espacio mental, lo llenó con mis recuerdos y dijo que mi talento mágico estaba sellado, sí yo abría la puerta, mi talento se liberaría – esa parte dolió – yo le creí, abrí las puertas de una supuesta jaula y pensé que me había convertido en una maga, pero todo era una mentira, él me ponía a dormir o me llevaba a su espacio mental y mientras usaba mi cuerpo. Él lastimó a otras personas. Harold bajó la mirada. La puerta se abrió – lamento la tardanza – entró diciendo una mujer mayor – las compras son una locura en temporada de ofertas – le dio un beso a Harold y giró – no llego muy tarde, ¿cierto? – Llegas a tiempo – Tú debes ser Lilith, yo soy Pandora Kenel, la esposa del gruñón de allá, ¿ya te ofrecieron un vaso de agua? – Será después – le dijo Harold – continúa, ¿cómo hiciste para recuperar el control de tu cuerpo? – No hables – indicó Harret – te matarán sí descubren quién soy, Lilith, estas personas viven de drenar la energía de los demonios, ¿qué crees que harán contigo?, la anfitriona de este cuerpo, te matarán para que no les estorbes. Lilith se burló – no finjas que te preocupas por mí – susurró y se dio cuenta de que había hablado con una persona que nadie más podía ver – lo siento – cerró los ojos y respiró profundamente – les dije que el demonio me hizo entrar a su espacio mental, había una ventana en ese lugar, yo rompí el vidrio, salí y vagué por una mansión que representaba sus recuerdos, así supe de qué época venía, dónde estábamos, bueno, estábamos dentro de su espacio mental, pero era un edificio importante, volví y – hizo una pausa – estoy contándolo mal, siento que todo se está revolviendo ya no sé qué pasó primero – presionó su cabeza. – No quiere que hables sobre su identidad – le dijo Harold – no lo hagas, en este punto de la posesión es preferible no ir en contra del demonio, solo te lastimarás, concéntrate en lo básico, sin mencionar su nombre o su pasado, dime, específicamente, ¿qué hiciste para recuperar el control de tu cuerpo? – Me senté en el punto de control – dijo Lilith, en esa ocasión no tuvo problemas para decirlo. Harold asintió – a partir de ahora, necesito que pienses en ese demonio como un compañero de habitación, él tiene necesidades que no debes cumplir, pero también tiene un fuerte sentido de privacidad, habrá cosas que no quiera que digas y te lastimará sí ve que intentas hacerlo, respeta ese deseo, les permitirá coexistir. – Quiere decir, que no lo van a eliminar. – No fue lo que dijimos – aclaró Pandora – confía en nosotros, vas a deshacerte de ese parasito, pero tomará tiempo, un par de meses como mínimo, hasta que ese día llegue es probable que sigas escuchándolo, debes estar preparada. Lilith ya lo había imaginado. – Antes que nada, haremos una evaluación – dijo Harold y se puso de pie – necesitamos tazar el demonio dentro de una de nuestras categorías, así sabremos qué tipo de amuleto usar. Karina se emocionó – estoy de acuerdo. Pandora, que no había girado la mirada, lo hizo y quedó sorprendida – Kary, ¡tu nariz! Karina sonrió y se puso de perfil – ¿qué tal quedó? – Déjame verte bien. Iván resopló – no tenemos todo el día, Lilith, hay que ir al altar para la exploración, tomará unos minutos, vamos. Alfonso también se puso de pie, Pandora y Karina fueron las últimas en dejar la sala, de vuelta a la iglesia Lilith se paró en el centro de un círculo trazado sobre el suelo, dio la vuelta y se dio cuenta. Traía su mochila. En todo el viaje, por las noches y al llegar a la iglesia, sin importar lo que hiciera tenía la necesidad de tener la mochila a su lado, pero no era ella, era el demonio. Las puertas de la iglesia se cerraron, también las ventanas y todas las luces se apagaron, el círculo dentro del que estaba Lilith se iluminó y Harret, que estaba detrás de ella, perdió su forma humana para volver a ser un demonio grotesco. Lilith dio un paso atrás. – No retrocedas – le dijo alguien desde fuera del círculo, no supo quién era. Harret apretó los dientes – sabes lo que pasará ahora, ¿cierto?, tú y yo seremos un guisado de carne sobre la mesa. – Lo que te esté diciendo – anunció Karina – no lo escuches. – Van a cortarte en rebanadas y digerirte… – Cállate – dijo Lilith. Harret sintió un pinchazo en la nuca y miró hacia atrás – ¿de qué forma te gustaría que los matara?, a diferencia de ellos, tú sabes exactamente quién soy y lo que quiero – la mochila de Lilith se sintió caliente – estos trucos baratos no funcionarán conmigo – caminó hacia el frente y estando a dos pasos de Lilith, retrocedió, entre ellos había una pared invisible que no podía atravesar, levantó las manos, presionó esa pared y afiló sus garras. Lilith mantuvo sus pies exactamente dónde le dijeron mientras la pared se agrietaba y las uñas de Harret atravesaban esa gruesa capa que la protegía, él lo intentó por dos minutos completos y después, retrocedió, había una sonrisa en su rostro, una aterradora y muy segura sonrisa – soy un mago paciente, Lilith, puedo esperar – fue lo último que dijo antes de desvanecerse. La luz del círculo desapareció, Lilith miró a su alrededor – ¿qué ocurrió? – ¡Ahora me creen! – sonrió Karina. – Te creemos – musitó Harold – asígnale un cuarto, Iván, llévala al arca. Lilith sintió que su corazón latía muy rápidamente, se aferró a su mochila por costumbre y siguió a Iván Miller, el hombre que las recibió. – El demonio dentro de ti es de alto nivel, lo que hace más impresionante que hayas logrado recuperar el control de tu cuerpo – dijo Iván mientras caminaba – lo que haremos ahora es darte un amuleto que protegerá tu alma, es un artefacto muy valioso, sí lo rompes, no podrás pagarlo ni trabajando para nosotros toda la vida, ¡no lo pierdas! Lilith asintió – entiendo. – No lo entiendes – se detuvo y giró para verla a los ojos – solo hay un amuleto lo bastante fuerte como para protegerte y no tendremos otro, sí sales de aquí con algún chico, te emborrachas y lo pierdes, no podremos darte otro y el próximo mago que llegué aquí con un demonio de alto nivel tendrá que arreglárselas por su cuenta, ¿fui claro? – Bastante – señaló Lilith – tendré cuidado. Iván entró a una pequeña habitación llena de libros, se quitó un collar con una llave y la miró – quédate en la puerta – después de eso tiró de uno de los libreros y lo separó de la pared, Lilith permaneció recargada sobre el marco. El arca, era el nombre de la caja de seguridad. Iván cerró la caja y regresó con un collar, tenía el dije de una rosa y estaba adornado con piedras rojas – este será tu amuleto, impedirá que el demonio juegue con tu mente. Lilith lo tomó – gracias por el préstamo – tampoco quería endeudarse de por vida, se puso el collar e intentó sentir algún cambio, pero todo era igual. – Ve a descansar, cenaremos en un rato. Pandora fue quien la llevó a una habitación al fondo, con dos camas, una ventana amplia y un estilo muy hogareño, sí quería comparar su último dormitorio, en la academia, aquél parecía la habitación de un hotel y esta, era una casa. Pandora golpeo la puerta y una joven recostada sobre la cama del fondo se levantó, Pandora suspiró – sí el edificio se cae, tú no escucharías, ella es Megan, es la hija de Iván, Megan, ella es Lilith, trátala bien, es su primer día. – Claro – dijo Megan. Lilith se recostó con todo y mochila. – Bienvenida – saludó Megan y cambió de cama para sentarse junto a Lilith – y, ¿cuál es tu historia? – ¡Mi historia! – Tienes un amuleto en el cuello, lo cual no es raro, muchas de las personas que vienen aquí manejaron demonios sin cuidado, fueron poseídos o engañados, es algo común y tú eres la primera a la que le asignan una habitación. Los labios de Lilith se sellaron, quería decir que la razón era un demonio de algo nivel, y no podía – ¿conoces a la señora Karina Santiago? – esperó a que Megan respondiera – es mi tía. – ¡Oh! – exclamó Megan – eso lo explica, lo que sea que te haya pasado, te ayudarán, pero, por favor, no esas una rara, algunas personas vienen aquí creyendo que somos cocineros, ponemos los demonios sobre la mesa, los cortamos como pizza y repartimos rebanadas, nada que ver – se quejó – otros creen que somos como los vampiros y que literalmente mordemos el cuello de los demonios y drenamos su sangre, yo digo, ¡asco! Lilith odió imaginarse mordiendo el cuello de Harret, pero imaginar su expresión le causó risa, era la primera vez que lo hacía en días, pensar en ello, la hizo llorar y Megan la abrazó.
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