La mente humana era un artefacto imperfecto, con errores repitiéndose infinitamente en un circuito que no aceptaba la concepción misma del error, eso era lo que la volvía tan manipulable.
Después de varios siglos esperando y de visitantes que no sobrevivían después de activar el mecanismo de la habitación, el demonio observó a un mago caminar por entre los pasillos, su mente era precavida, pasaba las manos por las estanterías, pero el demonio no podía sentir el contacto directo, porque ese mago, llevaba guantes sumamente delgados.
Bueno, nunca fue famosos por rendirse ante los retos. Su libro cayó al suelo provocando un sonido seco y dos pares de ojos lo miraron, eso fue inesperado, miró hacia atrás y vio a una mujer atada a una silla, muy joven, su corazón latía ruidosamente y sus deseos eran más evidentes.
El mago se agachó, recogió el libro manteniéndolo cerrado y liberó un poco de su magia para evaluar su poder, después con una sonrisa irónica dijo: "buen intento, amigo"
Eso fue más que un intento y él no era un “amigo”
Afuera se sintieron dos presencias, una adulta y enérgica, otra joven y curiosa, a propósito, el demonio dejó que sus voces se filtraran dentro de la habitación, la chica intentó liberarse y el mago regresó.
– Sí haces eso te caerás – le dijo a la joven.
El demonio colocó su otra mano sobre el hombro del mago para introducir un pequeño pensamiento que se transformó en una idea y guiado por ella, el mago fue por el libro, lo abrió y forzó los ojos de la chica, llamada Lilith para que mirará las páginas.
El libro no fue más su contenedor, finalmente se libró de esa prisión y entró en un cuerpo humano, pero todavía no era tiempo, aún necesitaba controlarlo.
El espacio mental de Lilith era un bosque oscuro con árboles muy redondos que parecían sacados de una ilustración infantil, un cielo azul, casi morado y una gigantesca luna llena. Las personas que se sentían perdidas creaban su espacio mágico con la forma de un bosque, la presencia de caminos era representación de su indecisión y el temor por el futuro, el morado aludía la presencia de elementos místicos y la luna gigante era la esperanza y la espera por una luz que guiara su camino.
Muy romántico y muy inútil.
El demonio levantó sus manos con afiladas garras y creó su propio espacio con un gran edificio lleno de libros, la mente de Lilith hizo el resto y llenó todos esos libros con recuerdos e información.
El demonio se multiplicó a sí mismo miles de veces, cada uno de sus clones tomó un libro, leyó ávidamente y en el instante en que encontró un dato importante, lo informó a la consciencia principal. Así, tuvo una idea muy clara de quién era Lilith, una mundana nacida en el seno de una familia mágica, su madre la sobreprotegía y la alejaba de todos los sitios mágicos, pero ella soñaba con despertar su talento mágico y experimentar, aunque fuera una vez, el poder de la magia.
El tiempo se agotó, la consciencia de Lilith cayó del cielo y apareció en el pasillo principal de la biblioteca, fue en ese instante.
"No existe un mago sin imaginación"
Cuando dos almas ocupan un cuerpo, una de ellas mira dentro de la otra, fue gracias a ese principio que el demonio pudo apropiarse de todos los recuerdos de Lilith, pero ese principio funcionaba a la inversa, Lilith también podía mirar dentro de su alma, no era una situación de peligro, poder hacer algo y saber cómo hacerlo eran dos cosas diferentes, Lilith no tenía idea de cómo mirar en la mente del demonio que la invadió, mientras que él, sabía todos los secretos de la mente humana.
Mientras Lilith despertaba y pensaba en los demonios y en los espacios mentales, él fue a uno de los rincones, tomó un libro, buscó la hoja donde estaba escrito, "no existe un mago sin imaginación", y la quemó.
A su regreso había dos personas.
– ¿Cómo exactamente te metiste en mi cabeza?
Lilith no era una mundana cualquiera, había miles de libros en esa biblioteca que probaban su conocimiento de la magia, pero engañar a una persona informada no era más difícil, en realidad era más fácil, solo había que usar ese conocimiento en su contra.
El problema era la otra persona.
– "Púdrete en el infierno"
– Sí, eres el chico–cuervo.
La pareja avanzó y el engaño comenzó.
Paso 1, ofrecerle a Lilith lo que ella tanto deseaba.
– Cualquiera de nosotros podría ser el demonio, yo habría llegado primero, pero me detuve porque encontré algo que debes ver, encontré tu talento mágico.
Paso 2, perder.
– Caíste imbécil, estuvo leyendo mi mente desde que llegué aquí, no es real...
La personalidad de Lilith la llevaba a desconfiar de las cosas que eran demasiado perfectas, como cuando visitó una tienda de magia y le dieron un proyector en descuento, después llegó a casa y descubrió que le habían vendido basura, abusando de su incapacidad para detectar el flujo de magia, o cuando su prima la llamó para decirle que habían encontrado una forma de pasar el talento mágico de un mago a otro y resultó ser una broma.
Una persona como ella desconfiaría hasta el final, por eso debía derribar las barreras, una por una.
– Tengo pesadillas, creo que un poco de la energía demoniaca se quedó dentro de mí.
Un demonólogo personalmente analizó su cuerpo y no encontró rastros de magia demoniaca, otra maga adulta hizo una exploración y descubrió una falsa maldición que el demonio lanzó para completar el engaño y tras muchos refuerzos positivos, todos repitiendo el mismo mensaje, Lilith creyó que de verdad tenía talento, le abrió la puerta a esa águila extraída de su visita al museo cuando era niña y el contrato quedó sellado.
Paso 3, aislar.
Era muy importante cerrar todas las puertas para que Lilith comprendiera que estaba sola. Sus padres la engañaron, ellos le quitaron sus recuerdos, sellaron su talento, le ocultaron que eran parte de los seguidores del abismo y la menospreciaron durante toda su vida, querían quitarle todas las oportunidades, sus tíos jamás la apoyarían y sus amigos eran mundanos, no lo entenderían, el mundo entero estaba en su contra.
– Por favor, no tomará mucho tiempo.
El paso tres fracasó, una caja de música convenientemente diseñada para contener recuerdos pasados hizo que Lilith confiara de vuelta en sus padres, planeara su inicio de clases, se inscribiera en los dormitorios y recuperará la esperanza.
Pero cuando Lilith dormía, él estaba despierto.
– Te dije que no me llamaras.
– Señor, esto es muy importante, al cliente lo atraparon y lo llevaron de vuelta al ministerio de magia, ya no podré sacarlo, tienen el rostro que estuve usando esa tarde y están buscándome.
Días atrás contrató a un abogado para liberar al mago que entró en su espejo, encontró el número en un folleto dentro de la oficina del padre de Lilith, salió de casa, compró un celular de segunda mano y pagó con un núcleo de su propio poder mágico. Si el abogado lo hacía bien, culparían al mago por todos los crímenes relacionados con el espejo, ese era su plan, pero falló, porque el ministerio de magia volvió a atrapar al idiota.
– Sal del país y no vuelvas a llamarme – terminó la llamada, destruyó el celular y regresó a casa, Lilith pensó que había tomado una siesta.
Sus planes se pusieron en pausa y durante dos meses, Lilith fue la única persona controlando su cuerpo, hasta ese día.
La directora daba un mensaje importante, alrededor los residentes discutían y abajo, en el grupo de primer año, el demonio vio finalmente a su objetivo, una adolescente de quince años con el cabello muy ondulado, ella era Cecilia Damira, descendiente del hombre que creo el espejo.
Su sangre, era la llave. Solo faltaba el momento.
Este tardó una semana en llegar, Lilith fue a la biblioteca para aprender a controlar su magia, algo que no pasaría mientras el demonio no lo permitiera y al final del pasillo, en las escaleras, estaba el grupo de estudiantes de primer año, la chica cuya sangre necesitaba estaba entre ellos.
Un libro cayó al suelo, Lilith deseó concentrarse y su deseo fue concedido, su consciencia cayó profundamente dentro de su espacio mental y el demonio se levantó.
El tercer piso estaba casi vacío, solo había dos estudiantes en el otro extremo y cuatro cerca de la sección prohibida.
– Chicos, no deberíamos estar aquí – dijo Cecilia.
– Vete, sí estás tan nerviosa – sonrió uno de ellos.
Cecilia se mordió el labio – es la sección prohibida por una razón, porque está prohibido que entremos.
– Haces mucho ruido.
– Ya basta Ian – reclamó Gabriel – ella no quería venir, pero está aquí por sí alguno se mete en problemas, deja de molestarla – miró a la joven y le susurró – estaremos bien.
Ian rodó los ojos – ya cásenseme, tenga hijos y dejen de molestarme.
La tercera estudiante giró – sí ninguno quiere estar aquí, váyanse, yo entraré a la sección prohibida y descubriré como detener a los seguidores del abismo. No los necesito.
Los otros estudiantes intercambiaron miradas y decidieron seguirla.
Permanecieron escondidos, esperando a que el otro estudiante en ese piso se marchara y mientras, susurraban entre ellos.
– Sí le dices al ministerio que tu hermano desapareció, seguramente lo buscarán, son trabajadores de la ley, es lo que hacen – dijo Cecilia.
– Ya han pasado seis meses y nadie sabe decirnos en dónde está o sí está vivo, y los maestros no nos enseñan lo que necesitamos, me tomará tres años aprender, ¿qué?, a levantar un vaso y beber agua sin usar mis manos, necesitamos magia real, de tipo defensiva que nos ayude a superar a los demonios – golpeó la mesa.
– Haces mucho ruido Margot – le dijo Gabriel y miró hacia atrás para ver si alguien los había escuchado.
Cecilia miró los estantes en la parte del fondo, había un letrero de “prohibido” en la parte de arriba, pero eso era todo, no había puertas cerradas ni protecciones, sí actuaban sigilosamente, podrían entrar, tomar alguno de los libros y salir sin ser vistos, pero – lo que encontremos en la sección prohibida, podría no ser lo que buscas, la directora jamás dijo por qué estaba prohibido.
– No lo dijo, pero es obvio, son hechizos poderosos que no nos permiten aprender.
El grupo decidió actuar, cerca de la hora de cierre, dejaron la mesa, se ocultaron detrás de uno de los libreros y entraron a la sección prohibida, fue sorprendentemente fácil, cada uno eligió un librero, tomó un libro y lo fue abriendo para saber qué tipo de magia escondía.
Margot se hizo cargo del último librero, iluminó con una lámpara los títulos y fue leyendo, entre más se acercaba al borde, más perdida se sentía, continúo buscando y su lámpara iluminó el rostro de Lilith – ¡ah! – soltó un pequeño grito y se cubrió los labios para no hacer mucho ruido – lo siento.
– Está bien – sonrió Lilith – ¿buscabas algo?, ¡puedo ayudarte sí quieres!
Margot mantuvo la mirada baja – estoy buscando una enciclopedia, creo que me equivoqué de pasillo, lo siento mucho.
– ¡Oh!, yo pensé que buscabas magia prohibida que te hiciera más poderosa para detener a los seguidores del abismo y encontrar a tu hermano – habló de corrido – ¿no era eso?, porque, yo podría ayudarte.