Averiguar las debilidades de las personas era más simple de lo que muchos pensaban, bastaba con decir una frase detonante. “Adivina quién soy” Y la persona, automáticamente decía el nombre de quien más quería ver, no hacía falta adentrarse en los pensamientos, era tan fácil como escuchar. – ¿Puede ayudarme? – preguntó Margot. El demonio mantuvo la mirada fija – toda esta sección está prohibida, pero tú, yo y todos tus amigos entramos sin problemas, ¿sabes por qué?, es porque este pasillo es una pantalla, los libros son inútiles, sirven para distraer a las personas que sienten curiosidad, el verdadero poder está en el segundo estante, tercer nivel, es un reloj de piedra, sí dejas caer un poco de sangre encima, el mecanismo se activará y los libros mostrarán lo que esconden. Margot trag

