EMILIANO…
Hace cuatro días estoy en España, después de que ordene el secuestro de Melek tuve que venir por negocios. Estoy hecho una furia, dos intentos de secuestro fallidos, más de diez hombres muertos y aún nada. Además, esa princesita desapareció como por arte de magia y no era para menos, Sergey debió esconderla cuando se dio cuenta de que estaban tras ella.
Vamos en el auto rumbo al hotel junto a Patrick luego de cerrar, él va concentrado en los documentos cuando digo.
- Ahora como haré para llegar a ella si ya su padre la ha escondido – Patrick levanta la mirada y me observa divertido.
- Te lo dije, era casi imposible llegar a ella, Melek es por mucho una de las mujeres más protegidas de nuestro mundo – dice y sé que tiene razón pero debo encontrar la forma de llegar a esa mujer.
Al llegar al hotel subo rápidamente hasta el último pido donde me estoy hospedando, cuando llego hasta la puerta veo a cuatro hombres vigilando que nadie entre, además que en el balcón hay otros dos.
Cuando entro a la suite todo está iluminado tenuemente. Me quito el saco del traje en la sala que hay dentro de la suite, camino hasta la habitación, pero al entrar lo que veo sobre la cama me deja petrificado.
Melek se pone de pie y siento que estoy en un puto sueño. Esta vestida solo con ropa interior de encaje negra, mediad y una bata que la hacen ver más caliente que el infierno.
- ¿Me buscabas? – pregunta seductora, su cabello cae sobre su cuerpo en delicadas hondas – aquí me tienes – dice y su voz hace que mi cuerpo despierte. Ella me vuelve loco y es algo que no puedo permitir.
- ¿Cómo entraste? – pregunto asombrado por qué mis hombres no me informaron sobre su visita.
- Por la puerta – responde acercándose a mi hasta que quedamos a escasos centímetros de distancia. – ahora dime ¿qué quieres de mí?
- ¿Qué querría de ti? No hay nada de ti que me interese – niego descaradamente y ella se acerca más a mi hasta que su cuerpo se pega al mío.
- Pero que mentiroso eres – dice pasando sus manos por mi pecho hasta mi corbata y comienza a desanudarla.
- ¿Entonces por qué intentas secuestrarme? – pregunta y yo fui internamente ante la ironía. Durante cuatro días la he buscado por cielo y tierra, ahora la tengo aquí frente a mi. Siento que baja sus manos hasta mi m*****o para agarrarlo fuerte, eso en vez de asustarme me excita en gran medida, así que paso una de mis manos por su cintura para pegarla más a mi.
- Me gustas – digo mirándola a esos hermosos ojos que me vuelven loco. Ella aprieta su agarre haciéndome sentir dolor y sus ojos muestras una malicia que me encanta.
- Si como no – responde apretando más duro haciéndome sentir auténtico dolor – respóndeme – dice seductora sin aflojar su agarre. - ¿quieres el poder de mi padre? – mirándome a los ojos, sus ojos buscan algo en los míos, pero yo soy incapaz de responder y ella sonríe – eso es lo que quieres. – no lo pregunta lo afirma. Afloja su agarre hasta soltarme por completo y sube una de sus manos hasta mi cuello para pegar sus labios a los míos besándome con delicadeza - ¿quieres tenerme? – pregunta desabotonando mi camisa – quieres tenerme, casarte conmigo y así hacerte con el poder de mi padre – vuelve a besarme intensificando su beso – quieres tenerme para obtener el poder que me otorga al ser la única hija de Sergey Ivanov – sube las manos hasta mis hombro para quitarme la camisa dejándome desnudo de la cintura para arriba. – quieres tenerme para follarme salvajemente – dice besándome de nuevo, pero yo en ese momento pierdo el control así que tomándola de la cintura la empotró a la pared más cercana y la besó con auténtica pasión. Su piel es increíblemente suave, deslizo mis manos por su cuerpo grabándome cada parte de su cuerpo, bajo mi mano hasta su sexo y la encuentro muy húmeda, ella, tomo sus manos con mi mano libre y las pongo sobre su cabeza. Ella me observa de una forma que ninguna otra mujer lo ha hecho nunca. Comienzo a penetrarla con mi dedo y veo en sus ojos auténtico deseo.
- Emiliano… - jadea y comienzo a besarla mientras mis dedos le dan placer. Siento su cuerpo temblar cuando llega al orgasmo.
- Me fascinas – digo y de un rápido movimiento rasgo su ropa interior, dejándola solo en bata y medias, ella me ayuda a quitar mi pantalón y todo lo demás hasta quedar completamente desnudo. Ella me observa el cuerpo para luego morderse el labio inferior mientras me observa con auténtico deseo.
Sin pensarlo mucho más me lanzo sobre ella y allí en aquella dura pared la hago mía sintiendo como toco el cielo con su cuerpo que es el auténtico infierno. Cuando llegamos al orgasmo ella apoya su cabeza en mi hombro tratando de recuperar la respiración. La cargo haciendo que ella enrolle sus piernas en mi cintura y la llevo hasta la cama donde la acuesto con delicadeza. Verla semidesnuda en mi cama es la mejor visión que he visto en mi vida. Cuando nos recuperamos ella se pone de pie y camina hasta el cuarto de baño.
Me quedo observando hacia el techo mientras pienso en lo que acaba de pasar, esa mujer será mi perdición, pero quiero más, quiero mucho mas de ella, quiero que sea mía una vez con ella no me basta. No se cuánto tiempo pasa hasta que la veo salir del cuarto de baño completamente vestida. Lleva puesto un Jean claro, una camisa de tiras blanca igual que sus tenis y una chaqueta igual que su Jean. Su cabello recogido en una coleta alta, sin maquillaje, pero sigue siendo igual de hermosa. Me siento en el borde de la cama completamente desnudo y ella viene hasta mí.
- Ya tienes lo que querías – dice parándose en medio de mis piernas – voy a decirte algo y solo lo diré una vez – su expresión cambia y se endurece – que sea la primera y última vez que profanas un lugar sagrado para los Ivanov.
- Melek… - trató de hablar, pero ella pone un dedo en mi boca callándome.
- ¿Quieres una guerra? No dudes en que te la daré y no dudes ni por un segundo que me pondré frente a un ejército contra ti, si vuelves a pensar si quiera en perturbar la tranquilidad de mi padre.
- ¿Es una amenaza? – pregunto molesto por lo que me acaba de decir. ¿Quién se cree?
- Es una advertencia, si quieres algo de mi vienes directamente y me lo dices. No quiero que involucres a mi padre o vuelvas a perturbar la tranquilidad de mi casa – verla enojada me fascina, aunque me esté amenazando de muerte.
- No eres quien para amenazarme – me pondo de pie para enfrentarla. Ella no se intimida y por el contrario se acerca más a mi hasta quedar pegada a mi cuerpo.
- ¿Quieres sexo? – pregunta enfrentándome – de mi obtendrás todo el que quieras, pero te prohíbo enamorarte de mí. Sin más se da la vuelta camino hacia la puerta – búscame cuando quieras más sexo como el de hoy. – sin más sale dejándome de pie complemente desnudo y solo.
- ¡Joder!! – grito exasperado, acostándome en la cama – maldita mujer, me las pagaras cuando volvamos a vernos – digo para mí mismo, me acomodo más en la cama y siento que algo frío toca mi piel. Lo tomo en mi mano y me encuentro un collar de diamantes y un rubí en forma de flor. Le doy la vuelta y veo que tiene sus iniciales
“M.I".
Sonrió al darme cuenta de que voy a robarme algo suyo, pero eso me da una idea por lo que tomo mi celular y llamo a Patrick para que me separe una cita con el mejor joyero de Italia. Para después darme una ducha y acostarme a dormir pensando en esa maldita mujer.