Capítulo 2

1661 Palabras
Mientras empacó las maletas repasó el plan de lo que debo hacer esta semana. En dos horas debo ir a Francia y en menos de dos días debo hacer el trabajo para estar a tiempo en Venecia para la fiesta de Emiliano. Estoy terminando de empacar cuando mi padre entra en mi habitación. -              Cielo, Emiliano ya entregó la mitad del pago y ya se encuentra depositado en el banco suizo – me explica entregando el comprobante de la transacción. -              ¿Qué haría yo sin ti? – digo y voy hasta él para darle un beso en la mejilla – gracias papá. -              No es nada princesa – me dice y yo sonrió. -              ¿Sabes? Ya no tengo trece años – digo riendo terminando de hacer mis maletas. -              Para mí siempre serás mi princesa y mi niña – dice abrazándome - ¿ya tienes todo listo? -              Casi, la información que me falta la obtendré en Francia – le explico como si nada. -              Vladimir irá contigo – dice seriamente -              Papá no necesito una niñera y tú necesitas a tu mano derecha contigo en caso de que se presente alguna emergencia. -              No estoy pidiendo tu opinión ya está decidido – vuelve a decir inmutable. -              Papá… -              Melek, Vladimir irá contigo y punto – su tono de voz severo no deja pie a una queja – él no interferirá con tu trabajo, pero ira contigo, yo me quedaré aquí con Arnoldo y Dima, además mañana viajo a Italia donde me espera Jack. -              Esta bien – digo resignada ya que él no cambiará de su decisión. -              Te amo mi Ángel – dice abrazándome de nuevo. – pero no me hagas enojar – dice haciéndome reír. -              Yo también te amo papá. Dos horas después estoy a bordo del avión privado que nos llevará a Francia. Saco las carpetas para comenzar a trabajar mientras Vladimir me observa atento más no dice nada sabe perfectamente que cuando trabajo no debe interrumpirme, pero un par de horas después lo escucho decir. -              Señorita, debe comer algo – yo levanto la mirada. -              En un momento – respondo volviendo la mirada a la mesa donde estoy trabajando. Lo siento levantarse para unos instantes después volver y pararse frente a mi. Levanto la mirada y lo encuentro con una bandeja en sus manos. – está bien, pero siéntate conmigo – digo corriendo a un lado las carpetas para hacerle espacio a la bandeja. -              Su padre me encargó que la cuidara – dice sentándose frente a mí. -              Lo sé – el olor de la comida es delicioso lo que hace que mi boca se vuelva agua y comienzo a comer - ¿no intervendrás? -              Jamás lo haría, confío demasiado en sus capacidades, pero si veo que está en peligro lo haré sin pensármelo. – responde sonriendo. Es raro Vladimir Romanov es un hombre temible no solo por su apariencia, sino por su reputación, ha protegido a mi padre a capa y espada, además de ser un asesino muy bien entrenado por la academia Backer. El a pesar de llevar junto a mi padre tanto tiempo jamás le ha sonreído ni una sola vez en la vida, ni a mi padre ni a ninguna otra persona excepto a mí y debo admitir que tiene una sonrisa preciosa. -              Lo sé- respondo – me preocupa mi padre y más cuando no estás a su lado – corto un pedazo de carne y se la ofrezco, pero niega con la cabeza. -              No debería hacerlo señorita, el señor Sergey se encuentra a salvo al cuidado de Arnold y Dima, pero sobre todo de Arnold. Él fue escolta de la señora Natasha -              ¿Cómo era ella? – sé que siempre que la escucho nombrar hago la misma pregunta, pero en realidad me gusta escuchar de ella. -              Una mujer excepcional. Hermosa inteligente y amorosa. – dice y veo en sus ojos el respeto y cariño que sintió por ella – cuando la conocí, estaba pasando por un mal momento después de enterarse lo que su madre le hizo, pero después de unos días fue puro amor y sonrisas para todos. Dominic Hecker era un hombre duro y muy temido pero que cada vez que la veía sus ojos desbordaban el amor que sentía por ella y fue así hasta el último minuto de su vida. -              ¿Fue verdad que él se suicidó? – pregunto terminando de comer. -              El señor Hecker amaba más que a nada en el mundo a la señora Natasha y cuando ella murió él no soporto vivir en un mundo donde ella no estuviera – me explica – temí que al señor Sergey fuera a pasarle lo mismo pero apareció usted y el resto historia. A mi mente viene la imagen de Natasha, la conozco por el enorme retrato que hay en el estudio de mi padre de ella. Era una mujer realmente hermosa, con ojos grises como una nube cuando va a llover, su cabello rubio como el trigo. Su rostro hermoso parecía esculpido por el mejor de los artistas. En una palabra bellísima, fue una lástima lo que pasó con ella y su esposo. Cuando llegamos a París, vemos directos a una de las casas de seguridad que tiene la organización allí. La casa es acogedora y está ubicada en una de las zonas más prestigiosas de la ciudad. Después de una ducha rápida, me cambio de ropa y vuelvo a trabajar. Voy hasta la embajada y hago un recorrido por el lugar buscando algún punto de acceso. Tomo algunas fotografías mientras calculó distancias, tiempos y cantidad de hombres que puede haber dentro. Mientras vigilo de repente la imagen de Emiliano viene a mi mente. -              Ahora no Melek – me reprendo a mí misma mientras camino hacia mi auto.  Mientras conduzco pienso en el plan, pero ese maldito idiota hermoso viene a mi mente. Pero me niego a pensar en él, no solo porque probablemente sea gay sino por qué los sentimientos son algo que mucho más peligro que cualquier arma, veneno o cualquier otra cosa que pueda matarte. Eso me enoja por eso al llegar a la casa paso directo a mi habitación donde me cambio con rapidez para ir al gimnasio pensando en descargar mi enojo con el saco de boxeo, pero al llegar y como en los últimos años veo a Vladimir en un conjunto deportivo con unos guantes en las manos listos para mí.  Cuando me los ayuda a poner, se pone los suyos y como pasa cada vez que estoy molesta comenzamos a pelear. Cuando he descargado todo mi enojo y estoy un poco más relajada veo que la encargada de la casa entra al gimnasio con el teléfono en la mano. -              Señorita, su padre al teléfono – me informa y yo rápidamente me quito los guantes para tomar el teléfono. -              Hola papá – digo caminando para salir del gimnasio. -              Melek Ivanov – su tono de voz es de enojo lo que me preocupa - me quieres explicar ¿por qué desde que te fuiste de Moscú no has dormido? – pregunta enojado y yo me vuelvo a ver de mala forma a Vladimir y él solo levanta las manos como diciendo “solo hago mi trabajo” Desde que estoy con el jamás he dormido muy bien ya que los peores momentos de mi vida vienen a mi mente solo cuando estoy dormida y es lo único en este mundo aparte que me provoca miedo. Aunque mi padre siempre me ha dicho que los sueños no pueden lastimarte revivir todo lo que pase de niña me aterra y es por eso que no duermo lo suficiente. -              Papá, tenía trabajo que hacer – digo mientras camino a mi habitación – además estaba entrenando para poder dormir mejor – miento, pero parece que eso lo tranquiliza. Pero decido cambiar el tema – papá ¿podrías elegirme un vestido para la fiesta? -              ¿No lo compraste? – pregunta divertido -              Se me olvidó -              Esta bien amor, cuando llegue a Venecia te lo compro – responde y yo sonrió. -              También unos zapatos, pero solo esas dos cosas – advierto y lo escucho reír -              Digamos que si, descansa amor – se despide y yo cuelgo para luego darme una ducha y poder descansar un poco. No logro dormir mucho por lo que me levanto muy temprano en la madrugada, voy por las carpetas para ponerme a trabajar. Comienzo a leer y cuando primeros rayos del sol ilumina la casa yo ya tengo claro lo que voy hacer. Me pongo de pie rápidamente y voy a cambiarme, me visto como el Ángel de la muerte, tomo lo que necesito para luego salir se la casa rumbo a la mansión. Solo tengo una oportunidad el día de hoy, si no la aprovecho deberé esperar un día más por lo que retrasaría mi ida a Venecia. En unos diez minutos será el cambio de turno de los vigilantes lo que me da una ventana de entrada de solo tres minutos. La familia del embajador no se encuentra lo que facilita mi trabajo. Así que al llegar a la embajada veo que ya están en el cambio por lo que me adentro y evadiendo las cámaras, voy directo a la habitación del embajador donde lo encuentro despertando por lo que rápidamente voy hasta él y tapándose la boca saco de mi bolsillo la jeringa que traigo preparada para él. -              Los Bianco envían saludos - digo antes de enterrar la jeringa en uno de sus pezones para después inyectar su contenido. Un potente veneno de serpiente que actúa casi imperceptible provocando una embolia cerebral. Cuando me cercioro que está muerto, me apresuro a salir de la habitación, pero cuando estoy saliendo de la embajada escucho cuando se dan cuenta de que el embajador a muerto y yo solo sonrió caminando hacia mi auto más que lista para partir a Venecia.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR