Capítulo 3

1197 Palabras
EMILIANO… Mientras me estoy anudando el corbatín veo la noticia sobre la repentina muerte del embajador de Italia en Francia Francis Marcaly a causa de una embolia cerebral mientras dormía. Sonrió al pensar en lo rápido que actuó el Ángel de la muerte, pero sobre todo de que el causante de la muerte mi hermano pagará al igual que los demás. Pienso en la fiesta que se llevará a cabo en unos minutos y a mi mente viene Sergey Ivanov, se de muy buena fuente que está muriendo y que cuando eso ocurra quien quedará frente a la mafia rusa será el Ángel de la muerte. Eso es algo que no puedo permitir y es mi deber derrocarlo antes de que asuma su lugar. Si de por sí la cosas con Sergey al mando han sido duras no me quiero imaginar lo que pasará cuando el Ángel de la muerte asuma el poder. Pero he decidido no dejar que eso suceda y apoderarme del mando de la mafia rusa, por ello he pensado en secuestrar a la hija de Sergey, jamás la he visto pero dicen que es una belleza, pero toda una niña consentida buena para nada. Aunque pensándolo bien a mi si podría servirme para muchas cosas, como por ejemplo hacerme con el poder de su padre. Con ese pensamiento termino de vestirme y salgo de mi habitación para ir hacia el jardín donde ya me esperan los invitados y decido poner mi plan en marcha. ¿Qué tan difícil puede ser seducir y engañar a una niña de papá? Cuando llegó al jardín buscó con la mirada a los Ivanov y al Ángel de la muerte. No sé qué me pasa con ese tipo, a mí no me gustan los hombres, pero ver esos increíbles ojos grises un escalofrío recorrió mi cuerpo dejándome confundido. Mientras camino por el jardín observo a muchas personas que me felicitan por mi ascenso al poder, aunque muchos de ellos mañana se convertirán en mis enemigos por que unos me temerán, pero otros querrán el poder que tengo ahora. Diviso a Jack junto con Sergey, pero me sorprende no ver ni al Ángel, ni a la hija de Sergey. -              Buenas noches – saludo llegando hasta ellos -              Que gusto verte muchacho – dice Sergey amablemente mientras que Jack solo levanta la copa en señal de saludo. -              Esperaba verlo con su hija – comento tratando de disimular mi curiosidad por esa princesita. -              Así es señor Bianco, ella vino conmigo, solo que está atendiendo una llamada – responde, pero su mirada se desvía justo tras de mí – ahí viene – me vuelvo para verla y al hacerlo siento como el aire abandona mis pulmones. Es bellísima, ve enfundada en un vestido dorado, pero no llamativo que contrasta a perfección con toda ella. Su porte es seguro y sensual, las personas le abren paso al pasar, pero no sé si es por respeto al ser hija de quien es o simplemente por su belleza. Al llegar hasta nosotros ella me da una leve mirada y pasa de mi ignorándome. Sus ojos se me hacen muy familiares pero el solo hecho de que me ignore me molesta. -              Regrese – dice yendo junto a su padre y Jack. -              Hija quiero presentarte a Emiliano Bianco – nos presenta, ella posa sus impresionantes ojos en mi, pero vuelve a ignorarme poniendo toda su atención en su padre. ¿Pero quién se cree esta mocosa? Me pregunto molesto mientras la observo. No debe de tener más de veintitrés años, pero sin duda alguna es bellísima, su cabello en color cobre está recogido en un moño muy elegante, su piel blanca contrasta a la perfección con su cabello y ojos. Sin duda alguna esa mujer debe ser mía. -              Papá ¿Ángel no vendrá? – pregunta ella bebiendo un poco de champaña, pero su pregunta llama mi atención. -              Eso mismo iba a preguntarle señor Ivanov – digo y ellos me observan – debo entregarle el resto del dinero. -              Él no vendrá, está haciendo un trabajo para alguien muy importante, pero mi hija y yo estamos autorizados a recibir el dinero – responde -              Vuelvo en un momento – dice la princesa de papá para luego irse y dejarnos solos. -              ¿Hermosa verdad? – escucho a Sergey mientras la veo desaparecer entre la gente. -              ¿Su hija? -              La mujer que estás viendo – comenta Jack divertido -              ¿Podemos llamarlo? – pregunto tratando de cambiar el tema. -              Por supuesto – Sergey toma su celular y marca para luego pasarme el celular, trato de ver el número al que llamo, pero no aparece. -              Sergey, amigo ¿Cómo estás? – responde el Ángel del otro lado de la línea. -              Habla Emiliano Bianco – hablo observando hacia donde se fue la hija de Sergey -              Cuente señor Bianco -              El señor Ivanov me informo que usted lo autorizó para recibir el dinero – digo volviendo la mirada hacia Sergey. -              ¿Y usted se atreve a dudar de la palabra de un hombre como él? – pregunta molesto – Él y Melek su hija están autorizados para realizar cualquier transacción de dinero en mi nombre.  – me molesta que la trate con tanta confianza. -              Entendido – respondo para luego colgar. – podemos ir a mi despacho para cerrar el trato. -              Después de usted – dice Sergey y comenzamos a caminar hacia mi despacho, en el camino nos encontramos con su hija quien nos acompaña. Al llegar al estudio veo que un hombre se unió a ellos, al entrar camino hasta donde se encuentra el dinero guardado en dos maletas las cuales están abiertas dejando ver el dinero. -              Aquí está – digo y mis ojos van a ella quien ni se impresiona, ni se inmuta al ver el dinero. Obvio, al ser hija de quien es debe de ver sumas de dinero más grandes que las que hay en la maleta. -              Vladimir, llévalas a la lancha – dice con delicadeza, pero su tono de voz es realmente sensual. -              Les pido de favor que le comuniquen al Ángel que tengo otro trabajo para él – digo y ellos me observan. El Ángel de la muerte se encargará de secuestrar a la princesita. – y que le daré la cantidad se oro que desee. -              Lingotes – dice ella mirándome lo que me sorprende. -              ¿Qué? -              Él solo acepta lingotes y que no estén grabados – responde y yo la observo confundido de que sepa algo como eso. -              ¿Cómo lo sabe? -              Vamos a casarnos – responde dejándome sorprendido y molesto por que ya no es una opción que el haga el trabajo. Además de que entiendo el por qué es el elegido para quedar frente al negocio. Va a casarse con la única heredera. -              No siendo más nos retiramos – habla Sergey – debemos volver a Moscú. Asiento mientras ellos comienzan a caminar hacia la puerta, pero justo cuando paso justo a Melek un exquisito aroma inunda mis fosas nasales excitándome por completo. ¡serás mía princesita!!! Me juro mientras la veo caminar junto a su padre hacia la salida de la casa.
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