Lara se bañó pensando en esa frase: “Lo hiciste fenomenal. Sigues siendo la misma niña de la que me enamoré en Tarifa”. Sabía que estaba siendo sincero, pero… ¿por qué no dejaba a Emma si tanto la quería a ella? No podía dejar de pensar en eso. Ni siquiera lo que había acabado de vivir le quitaba a Lucas de la cabeza y así salió al estacionamiento para irse a casa a terminar unos pendientes antes de ir a la cena, solo que antes de subir al coche, un sonido a bebé intentando comunicarse le llamó la atención y giró sobre si misma: LARA – ¡¡Martín, Luisa!! ¿Qué hacen aquí? (Preguntó emocionada mientras agarraba al niño, quien estaba en los brazos de su abuela). Luisa – No podía perderme este partido, deseaba tanto verte jugar como cuando eras niña… (Contestó emocionada). LARA – Ven, vamos