Por fin llegaron a la mansión de Lucas y Lara no sabía cómo hacer para bajarlo del auto. Él tenía mucha fuerza y estaba muy terco. De pronto, cuando se bajó del auto y fue a abrir la puerta del acompañante para intentar entrarlo a la casa, el arquitecto bajó como si nada... ni siquiera dudaba al apoyar firmemente sus pies en el suelo
LUCAS – ¡Puedo solo, te dije! (Enfadado caminó hacia la puerta… en perfecta línea recta).
LARA – ¿Qué?
LUCAS – Que puedo solo, te puedes ir con Raúl, estoy bien (mirándola fijamente)
Abrió la puerta y pasó el umbral de la misma. Lara fue atrás. Necesitaba una explicación.
LARA – ¿Fingiste?
LUCAS – Como tu…
LARA – ¿De qué rayos hablas?
LUCAS – No estaba borracho, Lara. Solo tomé un poco de alcohol y simulé estarlo, ¿contenta? Estoy furioso porque estába
