Los días pasaron y Lucas no hacía más que mirar a Lara en cada momento. Jamás le sacaba la vista de encima y cada vez que podía, le lanzaba entre una mirada fulminante y otra, una guiñada. Una vez más, y otra, deseaba ver las reacciones de Lara. Lucas, jamás se daba por vencido. Sin embargo, en estos días solo había conseguido que la chica desviara la vista, y en algún caso pudo percibir que alguna lágrima le asomaba en aquellos hermosos ojos verdes. Desde el fondo de su corazón, deseaba no estarla lastimando, y si lo estaba haciendo, seguiría adelante hasta que le fuera posible arreglar todo aquello que estaba atormentando a Lara. El problema, era que no sabía de que se trataba, aunque poco antes de tener que ir al frente de batalla por otra gran licitación que debía afrontar en nomb