Lara llegó a la sala de juntas y allí estaban todos, tranquilos, pero deseando la charla de Lara, y su padre, desconcertado por la repentina sonrisa sobradora de su hija. Lucas, sin embargo, tenía una gran sonrisa en su rostro. Estaba viendo en ella, su reflejo. Estaba viendo a la mujer que amaba sufrir por dentro, pero mostrar al mundo que no se dejaría derrotar y que, con glamour, empujaría a cualquiera que la molestara. La puerta se abrió e ingresó Sir Johnson y Lara, al verlo, sonrió y dijo en voz alta, esta vez, sin perder la calma, como Lucas mismo le había indicado: “Jefe, la charla no es para usted, por favor, retírese”. Sir Johnson – ¡Lara! (Gritó furioso). Vega – ¡Afuera! Tenemos una charla pendiente. (Con su brazo lo guió hacia la puerta, mientras su hija, con una sonrisa gan