Alessandro. Después de la cena acompaño a todos a casa de Amalia, el pequeño Mauricio me saluda. —No te vi en mi celebración, campeón. —Es que mis padres me castigaron —me dice. El pequeño Mauricio es igual a su padre Mario, no tendría cómo negarlo. Todo lo contrario a mí, la pequeña Alessandra es idéntica a su madre. Una hermosa rubia de ojos verdes. Entro a la casa por un café. Después de platicar un poco me despido, son las diez de la noche y mañana comienza mi nuevo entrenamiento. —Lo siento, tengo que irme. —Yo también —dice el gemelo. —Es muy tarde, Sebastián. —Mamá, es la fiesta de un amigo y te prometo que solo voy dos horas, también Evelyn esta invitada. Amalia voltea a ver a Sebastián indecisa. Esto me pone nervioso, mi princesa ya llegará la edad en la que me pida